Primero fue el garrote y después la zanahoria. O, si lo prefieres, primero se hizo en La Moneda la Cumbre de Seguridad por la Araucanía y, esta mañana, se materializó la Cumbre Social por la Araucanía.
Hace una semana se decidió endurecer el puño en la zona mapuche con efectivos policiales, red de informantes y el envío al lugar del ex Fiscal Peña. Pero ahora se da a conocer el Plan Araucanía que contempla la creación de un liceo de excelencia en Ercilla, el aumento de 18 mil becas mapuches y que 20 mil estudiantes que aprendan mapudungún. También se anunciaron cinco nuevos hospitales, la idea de priorizar el ingreso ético en Araucanía, el fortalecimiento del rol de Indap y una idea interesante: que los mapuche administren zonas turísticas.
Ambas cumbres, la de seguridad y la social, fueron encabezadas por el Presidente de la República pero, si lo ves a la distancia, parecen dos formas diametralmente opuestas de enfrentar el mismo conflicto de la Araucanía.
Es curioso, pero el conflicto mapuche tuvo el mismo tratamiento de castigo-recompensa que el reciente de Aysén, como si no se hubiese aprendido una lección que sacudió socialmente a una zona y también a todo un país, hace sólo seis meses. Ese que nos demostró, con Iván Fuentes a la cabeza, que siempre serán mejores en democracia las cumbres sociales que las otras de efectivos policiales, perdigones y ex fiscales.
En un tema donde, tú bien lo sabes, Palabras sacan Palabras…