Estos dos casos, en su fondo ético, son iguales. El primero afecta al senador Alejandro Navarro; el segundo, a la ahora ex abogada del Ministerio del Interior, Alejandra Tagle.
Navarro definió como laboral su accidente arriba de una moto de nieve, ya que, aseguró, fue mientras realizaba labores parlamentarias. La propia ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, puso en duda la situación. Dijo que «el accidente ocurrió un día domingo en la nieve, con una moto de nieve y en una circunscripción que no es la de él». Y añadió: «la Ley es igual para todos, independientemente del cargo del trabajador, aunque sea senador o, como es el caso del senador Navarro, vicepresidente del Senado». Al final, la Asociación Chilena de Seguridad rechazó la petición de Navarro.
En segundo lugar está el caso de la abogada Alejandra Tagle. El 20 de junio, y dentro del plan de Tolerancia O impulsado por el propio ministerio donde trabajaba, Tagle fue sorprendida por Carabineros conduciendo en estado de ebriedad. Y no sólo se negó a la alcoholemia, sino que habría amenazado a los uniformados con su condición de abogada del Ministerio del Interior. Tagle llegó a ejercer como jefa de gabinete subrogante del subsecretario Rodrigo Ubilla y es hija de Andrés Tagle, encargado electoral de la UDI y actual asesor del Ministerio de Secretaría General de la Presidencia. Pero la abogada Tagle no fue echada por su conducta, sino que seis semanas después sólo se multó con el 20% de su sueldo. Hace pocas horas, y ante las presiones de los medios y las redes sociales, Alejandra Tagle presentó su renuncia.
Navarro y Tagle, dos casos que son primos hermanos. Casos que tienen que ver con la coherencia que exige la actividad pública y que llaman a la reflexión sobre la importancia de que en nuestra sociedad todos sean medidos con la misma vara. Temas, donde, tú bien lo sabes, Palabras sacan Palabras.