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Raros pájaros nuevos

Patricio Jara nos cuenta de Brendan Kelly and The Wandering Birds.

Brendan Kelly and The Wandering Birds es de esas bandas raras que te encuentras de suerte y de vez en cuando y que te gustan sin que pongas por delante ninguna clase de complejos. O sea, el de Slayer puede ser el sonido de tu vida y te puede gustar Voivod o Carcass sin que eso vaya en disonancia con este proyecto que es un poco rock, un poco punk y un poco country. O quizás no sea nada de eso y necesitemos un segundo o tercer álbum para ponernos de acuerdo.

Después de escuchar un par de canciones, no es tan difícil advertir que Brendan Kelly and The Wandering Birds está por sobre la predilección (o contradicción de estilos). Más bien diría que ellos son una contradicción y que ahí está su gracia.

Brendan Kelly (36) es un músico de Chicago vinculado esencialmente a su rol de vocalista y bajista de The Lawrence Arms, una banda de punk rock muy gringo (como siempre suena el punk “made in USA”), sin embargo ahora emprende un camino mucho más personal.

Luego de publicar el año pasado un EP con título bastante literario (A Man With The Passion of Tennessee Williams) asoma con I’d Rather Die Than Live Forever, un álbum inclasificable pero dotado de una energía que no necesariamente se traduce en gritos o velocidad.

«Kick the door down and run at the kid holding all the guns», dicen en “Doin’ Crimes”, uno de esos temas imposibles de escuchar sólo una vez. Lo mismo pasa con “What’s A Boy To Do”.

La música de Brendan Kelly and The Wandering Birds se te pega. Ellos hacen esa clase de canciones que sirven para levantarse un domingo temprano o cualquier día de la semana y creer que las cosas, a veces, pueden ser mejor.

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