El Gobierno entregó nuevas cifras que parecen alentadoras.
Y esta vez no son de pobreza sino de delincuencia. La Moneda destaca la baja histórica de un 14.7% de delitos de mayor connotación social en el tercer trimestre de 2012 respecto de igual periodo del año anterior. Aseguran las cifras oficiales que las mayores caídas son en robos con violencia o intimidación; homicidios; lesiones; robos con fuerza; robos por sorpresa y violaciones. El subsecretario de Prevención del Delito, Cristóbal Lira, señala que esta es una muy buena noticia para los chilenos, ya que, la delincuencia «está bajando». Y asumió que esto «es una muestra concreta de que nuestros planes van por el camino correcto”.
Pero, a la par, Ciper Chile lanza un artículo escalofriante. El sitio de investigación periodística informa que hay 83 poblaciones en la capital y tres macrozonas donde los habitantes son presas de los delincuentes. Ahí, cientos de miles de chilenos viven al margen de la protección del Estado y donde la única ley que impera en medio de la miseria y el abandono, es la del miedo impuesto por el narcotráfico.
Las cifras sirven para revelar una realidad. Pero también pueden ocultar las otras grandes verdades que viven al margen de las encuestas y de las preocupaciones electorales. Es un tema de exclusión que parte a Chile en varios pedazos. Un tema de ceguera o de oportunismo. Un tema donde, tú bien lo sabes, Palabras sacan Palabras.