MALDITO ROCK AND ROLL

Marillion: una banda con doble personalidad forzada (parte 1)

Ernesto Bustos prepara el camino para el regreso de la banda a Chile.

¿Soy fan de Marillion? Sí, soy fan de Marillion. Gracias a Magnetoscopio Musical y sus especiales de verano, aquellos que se emitían con material traído desde afuera, Europa y Estados Unidos en formato VHS o Laserdisc, descubrí en época de vacaciones el “Recital of the Script”. Debe haber sido en enero de 1984.

No niego que me llamó la atención su cantante, la forma en que dominaba el escenario y la teatralidad de su entrega cuando simulaba dar de cachetazos a un chico de la primera fila del Hammersmith Odeon, mientras interpretaba la maratónica “Grendel”. No pude evitar asociar las referencias que en ese momento tenía por revistas de los shows de Genesis con Peter Gabriel.

El sonido de Marillion me parecía nuevo a todo lo que había escuchado en gastados vinilos de Emerson, Lake & Palmer, Uriah Heep, Deep Purple, Yes y Procol Harum.

Tiempo después lo relacionaría a una suerte de continuidad del rock progresivo inglés de comienzos de los ’70. Pero bueno, Rodolfo Roth dio en el clavo en ese tiempo. Describió a Marillion como una banda nueva, heredera del sonido clásico de Genesis, Pink Floyd y King Crimson. ¿Habrá sabido lo que decía o, simplemente, se trataba de un correcto libreto?

Lo importante es que pasó el tiempo y en 1986 llegó a mi manos un cassette con el disco “Script for a Jesters Tear”. Los singles “Kayleigh” y “Lavender” sonaban y sonaban en la FM. Pero “Script …” era el comienzo, el verdadero comienzo de la historia, la misma que ahora deseo graficar y compartir en sus cinco discos fundamentales desde mi óptica de melómano, aprovechando la próxima visita de la banda, el 18 y 19 de octubre.

Aquí van los primeros tres:

-Script for a Jesters Tear (marzo 1983): alguna vez escuché decir que este álbum debut servía perfectamente para imaginar qué habría pasado si…, por ejemplo, Genesis hubiera continuado con Peter Gabriel en los ’80. O, dicho de otra forma, “Script…” representa el sonido que habría adoptado Genesis con Peter Gabriel en los ’80. Este disco tiene todo eso. Es como un “Foxtrot” o un “Selling England by the Pound” con una década más de vida, pero de una banda que supo interpretar atinadamente el recambio de los clásicos progresivos setenteros y otorgarle un refresco salvador a un género doblegado con el cambio de década, por la explosión del punk y la pegajosa onda disco.

-Misplaced Childhood (junio 1985): si “Fugazi” significó una excelente saga de “Script…” y la consolidación de Marillion como banda, “Misplaced Childhood” fue la puerta de entrada en los mercados de la industria musical y el reconocimiento masivo del mundo. Chile no fue la excepción. Un álbum conceptual, cuyas temáticas más relevantes eran el amor y la infancia perdida, el éxito repentino y un final a modo de mensaje positivo. Comenzabas con “Pseudo Silk Kimono” y no parabas hasta oir la última nota de “White Feather”. Así era ”Misplaced Childhood”, un disco adictivo que no te daba pausa alguna. Hasta hoy sigue siendo igual.

-Clutching at Straws (junio 1987): si en “Misplaced Childhood” se plasma ese éxito repentino y la fama que a veces se transforma en agobio y desesperación para el artista, el primer sencillo, “Incomunicado”, escaló rápidamente en las listas, describiendo una situación similar que atravesaba Marillion en ese tiempo. Acá ya existía un sonido bien definido y un norte musical al que se habían sumado otro puñado de nombres importantes para el género como Pendragon, Pallas y I.Q. Sin embargo, por esas extrañas e increíbles intuiciones este disco, no sé por qué razón, alertó desde el primer día que lo escuché que estaba frente al final de algo. Al menos “Sugar mice” me sigue diciendo eso. Es una sensación similar a cuando escucho “The Long and Winding Road” en “Let it Be”. Son esas canciones que las escuches en el momento que las escuches y siempre te sonarán como a despedida.

Los dos discos que completan este top 5, además de algunos bonus track irán la próxima semana.


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