Se lanzó con bombos y platillos .
La llamada Ley de Tolerancia Cero se dio a conocer y se implementó con el estilo mediático que tan bien maneja el ministerio del Interior. Pero a las semanas, comenzó la polémica.
Primero, fue la propia abogada del ministerio, Alejandra Tagle, quien se negó a una alcoholemia al ser detenida por Carabineros en el marco del programa «Control Cero Alcohol». La renunciada abogada señaló que su negativa respondió a que «el procedimiento que se utilizaba en ese programa carece de legalidad», porque el organismo antidrogas del Gobierno, «no cuenta con facultades de fiscalización».
Y ahora, la Corte de Apelaciones de Santiago respaldó los dichos del juez Patricio Souza quien puso en tela de juicio la veracidad de las cifras que arrojan los aparatos de alcotest. Según el presidente del Tribunal de Alzada, Patricio Villarroel, las aprehensiones de Souza son más que atinadas, porque los jueces, dijo, «tienen que investigar con celo no sólo lo que perjudica al imputado sino también lo que le favorece».
La intención de la llamada Ley de Tolerancia Cero puede ser más que respetable. Pero el asunto se enturbia cuando el show le gana al rigor y todo termina -como bien saben el ministerio del Interior- explotando como molestas bombas de ruido…