Esta estrategia resulta curiosa.
Y es la postura de varios líderes de opinión del país de preparanos para enfrentar un «fallo salomónico» del tribunal de La Haya en nuestro diferendo con Perú. Incluso el ex Presidente Eduardo Frei fue más allá, al señalar abiertamente que: «Chile no puede aceptar fallos salomónicos. Eso es bueno que se haga saber a nivel internacional»…
Más allá de la imprudencia de sus palabras, queda una duda sobre lo que se está entendiendo por «fallo salomónico». Porque lo que Chile debiera aspirar, desde su perspectiva, es que los jueces de La Haya voten según la sabiduría que se le atribuye al rey Salomón, el que sería el monarca más justo de la historia… Se cree que los fenicios edificaron el templo que lleva su nombre, escuela del pensamiento, de la ilustración y símbolo de la búsqueda del perfeccionamiento humano.
No sería salomónico el tratar de dejar a todos contentos. Salomónico es aquello que se lleva a cabo con sabiduría e inteligencia, en el camino inquebrantable de la búsqueda de la verdad. Se viene la fase oral de un fallo que remecerá a Chile y Perú y que se debe tomar con sabiduría salomónica dejando atrás el chovinismo fácil y oscuro.
Porque este no es sólo un de soberanía sino también intereses mezclados donde, tú bien lo sabes, Palabras sacan Palabras…