Estado docente o sociedad docente.
El dilema lo puso el propio Presidente Piñera, para quien la educación es un bien de consumo y un patrimonio que no debiera depender sólo del Estado. Por eso, hay sectores que opinan que el lucro es un fin que no debiera prohibido para quienes imparten educación en Chile. Son los que ven a la educación como un producto, un bien transable, una acción del mercado. Pero, por ahora, el lucro está prohibido en la educación superior, su consecución es un delito. Pero existe. Y muchos lo saben y muchos no quieren tomar el toro por las astas. Quizás porque el toro defiende un tesoro que escapa a los ojos.
De otra forma, no se entiende el escándalo de las coimas y los sobornos protagonizado por el ex Presidente de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), Luis Eugenio Díaz, y los ex rectores de la Universidad del Mar, Héctor Zúñiga, y de la Universidad Pedro de Valdivia, Angel Maulén.
Rectores, piedras angulares de la formación profesional y valórica de nuestros jóvenes, que pagarían dineros y otros favores para ser acreditadas por el Estado. Y que gracias a esta acreditación ambas universidades recibieron, en dos años, dice el sitio El Mostrador, unos 15 mil millones de pesos por concepto de créditos con aval del Estado.
Es la danza de millones que ronda a la educación chilena. Una educación cara, mala, desregulada y capaz de esconder estas turbiedades donde ciertos valores formativos pueden cambiarse fácilmente por la coima y el soborno…