Y llegamos al último día del año. Se fue el 2012, pasó volando, terminó su periodo como sin sobresaltos, «dejándose llevar».
Si el 2011 fue el comienzo del despertar social; del levantamiento de los estudiantes; del surgimiento y consolidación de las redes sociales y, especialmente de Twitter, como columna de opinión ciudadana, el 2012 nos deja ese gusto indescifrable de la transición.
Al parecer, Chile se encamina hacia «algo» y ese «algo» son los temas no resueltos que habitarán en las campañas políticas de este año. La crisis de la educación, la crisis de la representatividad, el escándalo de las platas oscuras en el financiamiento político, el ajuste del lobby, la problemática medioambiental. En fin, estamos en el rodaje de un Chile que se austa al presente, que trata de navegar con orientaciones de cambio hacia el futuro.
El 2012 sirvió para preparar las estrategias políticas y sociales en la batalla por las ideas que se avecina. En un campo diferente donde el voto voluntario obliga a hablar con proyectos más que con silencios o sonrisas. Sobretodo en esos temas donde, tú bien lo sabes, Palabras sacan Palabras.