Ocho años se tomó Melektaus para cumplir su promesa de volver y hacerlo en grande. Si en el debut a nadie le quedaron dudas sobre el alcance de su death metal, es notable la actitud de la banda frente al mercado con su segundo álbum: editarlo solamente en vinilo, una decisión que puede interpretarse como un guiño a los fans de la vieja guardia: esto no es para cabros chicos que descargan archivos. Además, premian la lealtad agregando una serie de impresos dentro del sobre del disco. Bien por la idea. Y por el coraje de Australis Records.
“La demanda ha sido increíble, sobre todo en el extranjero. Me considero un amante del vinilo. Es una sensación totalmente diferente a tener un CD en la mano. Y bueno, para qué hablar del sonido. Las críticas respecto del disco y el lanzamiento en este formato han sido excelentes”, comenta el baterista Álvaro Sequeida.
Si su primer álbum, Transcendence through ethereal scourge (2004), editado en España, los puso de inmediato en un lugar visible dentro de la escena sudamericana, los santiaguinos saben que los años no han pasado en vano. “Durante este tiempo siempre mantuvimos nuestro training constante de composición de nuevos temas, ensayos y tocar en vivo. Había gente que pensaba que nos habíamos disuelto, pero tan solo estábamos esperando el momento en que todo estuviera en su perfecto lugar para entrar nuevamente al estudio”, comenta Álvaro, quien junto a su hermano Rodolfo fundaron la banda a comienzos de 2002. “A decir verdad, ni siquiera nos dimos cuenta como pasaron tantos años. Ahora estamos componiendo nuevos temas para ver la posibilidad de grabar un nuevo disco el próximo año. Como ven, nos tomamos nuestro tiempo. Preferimos priorizar la calidad de nuestro trabajo sobre todo lo demás”.
Si la obertura de “From Hadit to Nuit” trae toda la velocidad y el vértigo del death metal técnico, hay otros cortes (acá sí se justifica la palabra) como “The Antinatural Structure of Cosmos” o “Vital Centers of the Universe” donde se nota que las canciones tuvieron un proceso largo de maduración, como un magma que se fue conformando lentamente. En cierto modo, el disco tiene dos tonos: un lado A cargado de furor pagano y el B que luego de una suerte de preludio, entra a zonas más lóbregas.
“Con el tiempo vas puliendo tu ejecución. Yo al menos encuentro que estoy tocando mejor que hace diez años”, comenta Sequeida. “Pero un aspecto que jamás vamos a trazar es la brutalidad de la música, junto a los pasajes más oscuros característicos de nuestra composición. Hemos desarrollado un estilo y sonido únicos y no los vamos a cambiar por nada. La evolución musical es evidente, pero todo es para complementar nuestro sonido brutal y sin misericordia. De eso se trata esto: nada de posturas amariconadas ni tratar de experimentar con otros estilos y aplicarlos a nuestra música. Esto es un ataque masivo sin piedad, cada tema es una abominación tras otra”.
Como se ve, pocas veces la música de una banda nacional ha sido tan fielmente representada en un trabajo de arte y diseño (a cargo del notable Michal «Xaay» Loranc). Nexus for Continual Genesis, más allá las categorizaciones, es una producción que cualquier fanático debiera tener. Un esfuerzo admirable. Un estándar altísimo. De primer nivel.
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