Parece un tema de farándula pero no es así… es un tema que abre un debate entre la libertad de expresión y el respeto a la diversidad sexual y cultural.
Los protagonistas son el personaje de televisión Yerko Puchento y su compañero de Canal 13, el periodista de origen mapuche, Andrés Caniulef. Todo comenzó en la pasada rutina del humorista en Vértigo. Leyendo su sección de diarios de vida, Yerko hizo alusión al origen étnico y a la supuesta inclinación sexual del periodista que motivaron una carta de éste dirigida a El Mercurio. En ella, Caniulef acusa “un lamentable episodio de racismo y también de homofobia disfrazado de humor”.
Esta mañana, El Consejo Nacional de Televisión recibió denuncias contra Vértigo y su rutina humorística “por burlas a la condición sexual del periodista y de su procedencia mapuche”. El libretista de Yerko Puchento, Jorge López, se defendió en La Segunda señalando que lo que hacen es sólo humor: “Nos reímos de las instituciones, -dijo- de las personas, de los bomberos, de los pacos, de los políticos, de los corruptos… y del dueño del Canal 13”
¿Humor o discriminación? ¿Libertad de expresión o racismo encubierto? Son los temas de una sociedad que ajusta sus libertades al respeto, que aprende a caminar en la delgada línea que separa el sano ejercicio de reírse de todo y de uno mismo, con las sensibilidades de aquellos que se sienten agredidos, discriminados o humillados. Porque en este Chile, ya no es tan fácil decir “Lo dije y qué?”.