Nunca me han gustado los fundamentalismos de ninguna naturaleza. Me carga en el fútbol, en la religión, en la política, también en la música y en particular con algunas bandas me incomoda darme cuenta que determinados fans admiren o desprecien a sus artistas favoritos por un disco, un puñado de discos, la presencia o ausencia de un cantante o cualquier integrante. Eso me carga.
Mi querido y viejo Genesis es uno de esos ejemplos donde amar u odiar es parte del diario vivir, aunque desde mi punto de vista represente la forma más simplista de evidenciar falta de argumentos musicales para explicar por qué la banda con Peter Gabriel era una y por qué con Phil Collins se transformó en otra con el pasar de los años.
“A Trick of the Tail”, el primer disco de Genesis sin Peter Gabriel como guía musical y espiritual, es justamente eso. Una fuente inagotable de desencuentros y controversias. ¿Por qué? Situémonos en la siguiente contingencia. Una banda cualquiera con el estatus de clásico pierde a su cantante, al líder, a ese elemento fundamental que otorga identidad y un sello característico. El alejamiento de Peter Gabriel de Genesis generó eso y mucho más en 1975.
El problema es que los fanáticos más puristas sólo consideran, valoran y prestan atención a los trabajos que el grupo produjo entre 1969 y 1975. Está claro que joyas del tamaño de «Selling England by the pound» (1973), «Foxtrot» (1972) y «The lamb lies down on Broadway» (1974), este último el disco fundamental para entender perfectamente el concepto de art rock o rock llevado al arte, difícilmente volverían a repetirse.
Critican -y con justo derecho, según el cristal con que se mire- la orientación que impuso Phil Collins a la banda en registros muy posteriores y no así en sus dos sucuelas.
Fue el primer disco sin Gabriel y también el debut oficial de Phil Collins a cargo de toda la parte vocal. Su salida al mercado confirmaba hace 37 años que en lo estrictamente musical a la banda le quedaba mucho por entregar, aunque la exigencia fuera alta.
El verdadero fanático de Genesis y aquellos que recién se inician en la aventura de descubrir el género progresivo, tendrán a considerar que A Trick… no es la obra maestra de la banda, pero sí un disco importante por marcar un antes y un después de la era Gabriel.
Como nunca antes había sucedido, había mucho morbo por saber qué sucedería. Impensablemente vendió cantidades importantes de copias y se transformó en el mayor suceso comercial de Genesis hasta esa fecha. Alcanzó el número 3 en los charts ingleses y el 31 en EE.UU. Vendió más que su antecesor (y sirvió además para cancelar 400 mil dólares de deuda tras la partida de Peter Gabriel) y es considerado entre los mejores esfuerzos de la agrupación. Desde mi punto de vista, continuó en una línea “un tanto” más accesible a trabajos anteriores.
Hoy no pretendo recorrer tema por tema «A Trick of the Tail» o contar las consecuencias que trajo en cuanto a la nueva conformación de su line up y tour mundial. Sólo dar cuenta de un disco excelentemente logrado, con canciones de muy buena factura, con interpretaciones a la altura de las circunstancias y con cuatro músicos respondiendo a sus propias autoexigencias. Desde el inicio con “Dance on a Volcano” hasta “Los Endos”, a Trick of the Tail no pierde cuerpo ni consistencia. Un disco que por mucho que haya alimentado el morbo de sus fanáticos, terminó por devolverse cual efecto bumerang. Guste o no, se trata de un trabajo que, al menos a mi, me encanta por la forma y el fondo en que se concibió, superando presiones y prejuicios de toda clase. Eso es «A Trick of the Tail».