Habemus Papa… y es jesuita… y argentino.
Vaya novedad en la historia de 2000 años de la Iglesia Católica la de inclinarse por primera vez por un representante de Latinoamérica, el continente que tiene mayor presencia de católicos junto a África.
Jorge Mario Bergoglio, de 76 años, es un jesuita que ha sido tildado de austero, de tendencia moderada, que lleva una vida discreta y cultiva el bajo perfil.
Pero también es sindicado como una autoridad homofóbica que se opuso tenazmente al matrimonio igualitario en Argentina. Y, lo peor, periodistas reputados como Horacio Verbitsky, de Página 12, describe directamente a Bergoglio como colaborador de la dictadura trasandina. El arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, salió en defensa del ahora Papa Francisco I ante una pregunta de un periodista chileno sobre este tema. Dijo que ya había pasado mucho tiempo de eso, que Bergoglio era sólo un sacerdote jesuita en esa época y que no había que caer en especulaciones…
Es el costo de tener a una figura tan cercana a Dios pero tan cerca de lo terrenal. Un sacerdote que vivió acá al lado, en nuestro barrio y cuyo paso por la Tierra es mucho más palpable que la de otros Papas de tierras lejanas y Viejos Continentes…