Ghost es la banda de moda por estos días. Al menos así se puede constatar en internet y en comentarios de redes sociales.
Y resulta que la banda sueca, la misma que con apenas dos discos tiene revolucionado al mundo rockero y metalero, ahora arribarán a Chile como show de apertura de Iron Maiden y Slayer, el próximo 2 de octubre, en el Estadio Nacional.
Podremos estar o no estar de acuerdo. Podrá gustar o no su propuesta musical. Lo primero que se viene a la mente después de escuchar «Oppus Eponymous» y «Infestissumam», el segundo trabajo que se liberó en algunos portales este fin de semana, es estar frente a un híbrido entre el clásico Mercyful Fate y lo más oscuro del doom “en cuanto a imagen” tipo Witchfinder General, la etapa más primaria de los ingleses de Cathedral o los irlandeses Primordial. También hay algo de Blue Öyster Cult y los mismísimos Pink Floyd. Lo concreto es que todos esos sonidos integrados en la juguera dan como resultado Ghost, o Ghost BC como se le conoce en Estados Unidos (la banda tuvo que rebautizarse con ambas consonantes como apellido en Norteamérica, debido a problemas legales con otras agrupaciones que ya habían registrado el nombre).
Se les acusa de poco originales, de apelar a estéticas ajenas al rock para captar la atención y encantar. Insisto. En gustos cada cual elige sobre la base de sus preferencias o de las sensaciones que transmita determinada música y músicos. Para algunos la propuesta de este sexteto natural de Linköping, Suecia, podría parecer demasiado manoseado. Eso de apelar al ocultismo pagano, a narrar historias de clásicos del terror europeo en sus canciones o revivir oscuras figuras de la cultura popular como Elizabeth Bathory y Vlad Tepes entre otros, necesariamente requieren de un ejercicio un poco mayor que el simple placer de escuchar música.
Nunca me han agradado los fundamentalismos en la música. La poca tolerancia de muchos, aquella contradicción más vital del rockero dogmático que se contrapone con el mensaje libertario original del género acuñado hace más de medio siglo, alimentan con mayor relevancia el mensaje que en este caso Ghost pretende entregar. Y no pasan inadvertidos, comenzando por sus shows, la vestimenta y puesta en escena.
El artwork de Infestissumam es obra del trabajo en conjunto entre el artista polaco Zbignew Bielak II y un Nemless Ghoul (integrante de la banda) y cuenta con una ilustración para cada una de las canciones. ¿Podemos esperar un disco conceptual? No tanto, se trata de una buena colección de canciones, pero en ningún caso una obra con una historia como hilo conductor.
De cualquier forma, la irrupción de Ghost en la escena mundial está lejos de provocar indiferencia. Renovación y nuevos sonidos v/s poca originalidad o el último chiste que el rock parió. Tú eliges. En cuestión de gustos, todo es relativo y nada definitivo.