Luego que Andrew Loog Oldham creara una imagen de “chicos malos” para los Rolling Stones, surgen varios desafíos para la banda. Recordar que ya había una formación consolidada y roles bien definidos.
Otro dato. En estos primeros años, las grabaciones eran básicamente versiones de otros músicos para temas que gustaban a Jagger y compañía. Sin embargo, algo comenzaba a gestarse en la interna de los Stones. En 1964 la dupla Jagger-Richards componen el tema “That girl belongs to yesterday” para el cantante Gene Pitney.
La campaña diseñada por Oldham para mostrar a estos “chicos malos” como la antípoda de los Beatles daba sus frutos. Mensajes como: “¿dejaría que su hija que casara con un Rolling Stone?”, generaron que la juventud de la época se sintiera fuertemente atraída por el trabajo de la banda, mientras que en el núcleo familiar la amenaza de que el quinteto atrapase con su imagen de rebeldes a sus criaturas representaba una realidad concreta.
Pero había un detalle que no era menor. Pese a que el mensaje era claro en presentar a los Rolling Stones como rivales de The Beatles, en la práctica no era tan así. La relación que cultivaban ambas agrupaciones era excelente. Incluso, no era extraño que planificaran sus lanzamientos discográficos en fechas distintas para no entorpecer sus actividades y así no quitarse público.
La publicación de su primer LP, The Rolling Stones, de 1964, incluyó un buen número de covers, así como la primera composición del binomio Jagger-Richards, “Tell me”. También aparecían algunas canciones firmadas como Nanker/Phelge, el seudónimo que la banda usaba para firmar un tema compuesto colectivamente, además de un single compartido con el propio Phil Spector.
Ante el éxito de ese primer disco en los charts británicos, alcanzando el Nº1, llegó el momento de cruzar el Atlántico. La planificación fue rigurosa y ningún detalle quedó al azar. Pero el resultado no fue el esperado y esa primera gira, donde pasó de todo, se transformó en un auténtico fracaso. Sus integrantes recuerdan hasta hoy la broma pesada de Dean Martin al presentarlos en televisión, diciendo que los integrantes de los Rolling Stones “no tenían el pelo largo, sino unas cejas muy espesas y frente pequeña”.
Tras ese inolvidable primer tour de locales vacíos y chistes variados en 1964, los Rolling Stones regresaron a Inglaterra para disfrutar del éxito local. La invasión total a Estados Unidos, por el momento, esperará.
El segundo disco, “The Rolling Stones No.2”, ya era una realidad. Ese mismo año grabaron el EP “Five by Five” y regresaron a los Estados Unidos, ahora recibidos con mayor aclamación tras la publicación de The Rolling Stones (“England’s Newest Hitmakers” en el mercado norteamericano) y “12 x 5”, alcanzando en el Billboard los puestos 11 y 3 respectivamente.
La banda gozaba de popularidad, pero a Andrew Oldham eso no parecía convencerlo. No tranquilo con el éxito de sus primeras grabaciones, el publicista insistía en que los Rolling Stones emularan a los Beatles en la composición de temas propios. Su obsesión llegó al extremo de encerrar a la banda en una habitación y exigirles resultados inmediatos. Fruto de esa presión fue “The Last Time”, sencillo que llegó al número 1 en 1965, grabado en Los Ángeles con la producción de Phil Spector, quien introdujo el zoom bass en la cara B con “Play with Fire”.
1965 también fue el año de “The Rolling Stones Now”, un trabajo que incluía temas como “What a shame”, “Off the Hook”, “Surprise, Surprise” o “Little Red Rooster”. A partir de “The Last Time” todos los singles llevaron la firma de la dupla Jagger-Richards y el 20 de agosto publican una de sus canciones más emblemáticas, “(I can’t get no) Satisfaction”. Lo demás es historia… continuará más adelante.