Es una polémica del momento en Francia… Y no tiene que ver con paso que dio el Senado para aprobar el matrimonio homosexual, sino con la regulación que –señalan- debieran tener los programas tipo realities en la televisión gala.
Fue la propia ministra francesa de Cultura, Aurélie Filippetti, quien declaró la necesidad de poner márgenes a este tipo de productos televisivos después de la muerte de un concursante en el programa de resistencia física llamado «Koh Lanta». Y lo peor, después del fallecimiento del participante de 25 años, debido a un paro cardiaco, el médico que lo atendió se suicidó abrumado por no haber podido salvarle la vida al joven.
La ministra francesa de cultura llamó a regular estos programas, dijo, “para que garanticen que se preserva la dignidad de los seres humanos, de los concursantes y de los telespectadores».
Se desata así, la vieja polémica sobre el sentido de la televisión. Si se entiende su poder como el de un espejo que refleja los gustos de las masas o el de un pizarrón que debe dar directrices de entretención, información y educación a la sociedad. Realities hay en todos lados y con altísimo rating. Pero no en todos los países se dan estas discusiones de fondo como ocurre hoy en Francia…