MALDITO ROCK AND ROLL

«Kill ‘em All»: A treinta años del debut de Metallica que nos “mató a todos”

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Ernesto Bustos recuerda el primer disco de la banda de San Francisco.

Hoy quiero reflexionar y, sobre todo, recordar la primera vez que escuché «Kill ‘em All», pues este jueves se cumplirán 30 años de su edición y se trata de un disco que estableció un antes y un después en el surgimiento del thrash metal. No me interesa, y lo aclaro de partida, hablar de las borracheras de Dave Mustaine y los excesos del resto de la banda. Esa es harina de otro costal, diría mi abuelo.

Sucedía que hace 30 años, todos los domingos, a contar de las 18 horas, radio Carolina dedicaba media hora a programar sólo heavy metal auspiciado por la tienda Rock Shop. Por el 99.3 FM desfilaron Grim Reaper, Ronnie James Dio, Tygers of Pan Tang, Diamond Head, Raven, Mercyful Fate, Venom, Scorpions, Van Halen, Judas Priest, Motörhead, Mötley Crüe, Ratt, Ozzy, pero hubo una reunión dominical que rompió, estilísticamente hablando, con todas las anteriores.

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«Kill ‘em All» era el primer disco de un cuarteto californiano desconocido en aquella época para las radios y los rockeros locales. Sin embargo, poco importó ese anonimato. Aquel domingo de fines de agosto de 1983 llegué tarde a la cita y me perdí “Hit the lights”. La grabación comenzó a contar de “The four Horsemen” y de ahí no paró hasta dar vuelta la cinta de cromo Sony 90 para finalizar con “Seek and Destroy” (el programa duraba sólo media hora, por lo tanto, se omitieron “Metal Militia” y “Phamtom Lord”).

Al día siguiente no lo podía creer cuando escuché la grabación. En el primer recreo me instalé a un costado del patio, observando mientras unos cursos superiores se tomaban la cancha principal patio para un picado de baby. El galope endemoniado de “Motorbreath” era increíble. Nunca había escuchado algo similar hasta ahora. Creía que después de los viejos clásicos del hard rock inglés, a lo más granado de la NWOBHM, Rainbow, Whitesnake, Thin Lizzy, UFO, Van Halen, Cheap Trick, Kiss o Grand Funk ya estaba todo dicho.

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Metallica sonaba distinto. Era más visceral, primitivo, crudo y agresivo. La música tocada a velocidad era algo impensado en julio de 1983 (aunque pronto Slayer se encargaría de confirmar que sí era posible tocar rápido). Pero «Kill ‘em All» fue eso y más. Representó el grito primal de lo que un año más tarde se conocería como Thrash Metal con la aparición de Megadeth, Anthrax, Exodus, Testament, Dark Angel, Slayer, Kreator, Destruction, Death Angel y muchas bandas más surgidas en la Bay Area de San Francisco y el este de Alemania.

Reflexionando lo que el disco del martillo ensangrentado provocó a la generación que hoy supera las cuatro décadas, hay un par de ideas que vale la pena registrar.

1.- La dureza y rapidez en que desfilan uno a uno los diez temas que componen «Kill ‘em All».

2.- La ausencia de adornos y rellenos irrelevantes. «Kill ‘em All» tiene lo justo. No sobra nada desde mi apreciación.

3.- Dos guitarras apañadas bien definidas y riffs extremadamente asesinos que copan la totalidad de los 48:23 minutos que dura el primer asesinato de Metallica.

4.- Un bajo Rickenbaker tocado a gran velocidad, sin uñeta y un solo inolvidable en Anesthesia (Pulling Teeth).

5.- Una batería mal equalizada con sonidos como quien golpea una caja de cartón o un sillón forrado en cuero (marca registrada de Megaforce Records), que poco importaba en aquellos años.

6.- Unas letras que, si bien rayan en lo básico con eso de «milicias del metal», «buscamos bronca en la ciudad», “somos heavys y los vamos a golpear”, se perdonan por ser el inicio de una forma de ver y sentir el ritmo de la vida y los sucesos que la rodean.

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Otros datos relevantes del estreno de Metallica. «Kill ‘em All» inicialmente se llamaría «Metal Up Your Ass», pero Megaforce Records no lo permitió. Se grabó con muy poco presupuesto en los estudios Music America Studios entre el 10 y 27 de mayo de 1983 y escaló al número 120 del Billboard. Vendió más de 3 millones de copias (17 mil ejemplares en las dos primeras semanas). El tour promocional incluyó 36 fechas, compartiendo escenario en el tramo europero con Venom y en Estados Unidos con Raven.

«Kill ‘em All» no es el mejor disco debut de la historia, pero sí el disco que sirvió de referencia para que otras bandas se atrevieran a endurecer su sonido y acelerar los riffs. Y fue hace treinta años. Tres décadas desde que Metallica quiso “matarnos a todos”, aunque todos sigamos en el mismo lugar treinta años después.


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