La geografía futbolística chilena es extraña. Por ejemplo, a lo largo de nuestros torneos ha existido una evidente sobrerrepresentación de equipos de Santiago y también de la cuenca del Aconcagua: San Felipe, Trasandino, San Luis, La Calera. Cuando en los años 50 la ACF decidió expandir el profesionalismo más allá del litoral central, en general eligió pueblitos que le quedaban en el camino a Valparaíso. Al sur de la capital quedaron postergadas plazas incluso mayores que -aisladas también de los torneos penquistas– nunca prosperaron.
Estadio Municipal de San Fernando
¿Ejemplos? Talagante, San Antonio, Rengo, San Fernando, Santa Cruz, San Vicente, Constitución, Cauquenes, Linares, Parral, San Carlos, Los Ángeles o Angol: ciudades que jamás han tenido un club que las represente en Primera División (Curicó hace poquito salió de esta lista).
San Fernando, por ejemplo, acoge a una escuadra que lleva más de medio siglo dando bote en campeonatos menores: Colchagua.
Revisemos su historia. Los blancos nacieron en enero de 1957 tras la fusión de dos tradicionales instituciones creadas en la década del 20: Tomás Lawrence y Unión Comercial (ambas luego refundadas y hoy reinscritas en torneos provinciales). El primer nombre elegido para el nuevo equipo fue Deportivo San Fernando; como tal fue aceptado de inmediato en el recién ampliado campeonato de Segunda. A fin de «representar mejor a la provincia», en marzo de 1960 fue rebautizado Deportes Colchagua; en 1995 cambió su razón social a Colchagua Club de Deportes, como se le conoce hoy.
La foto de arriba, datada a mediados de los ’60, corresponde a un partido disputado entre Colchagua y Concepción en el entonces Municipal de San Fernando. Disculpando la majadería, lo que más llama la atención es el lleno total en las tribunas. El estadio sería rebautizado en 1994 como «Jorge Silva Valenzuela», en honor a un viejo dirigente del Rotary Club local fallecido ese año.
Perpetuo huésped de la medianía de la tabla en Segunda, nunca el cuadro de la herradura estuvo realmente cerca de ascender. En 1973, tras quince años en el profesionalismo, fue colista y bajó a su asociación provincial. Retornaría en 1977 -dirigido por Óscar Andrade, padre del cantautor homónimo- aunque con el tiempo se consolidaría como el típico equipo ascensor.
Los sanfernandinos bajaron a Tercera por última vez en 1999: el 2007 estuvieron a quince minutos de regresar a la Primera B, pero un postrer empate de San Marcos de Arica los privó del ascenso. Y así han seguido año tras año enredados en nuestra impresentable maraña del amateurismo y jugando sus encendidos clásicos con Deportes Santa Cruz (pujante ciudad que reclama para sí el título de más importante de la provincia de Colchagua).
Fotografía: Archivo Revista Gol y Gol.