Se les conoce poco por estos lados a los ingleses de UFO. Me atrevería a afirmar que si no fuera porque en los inicios de los shows de Iron Maiden suena “Doctor Doctor”, la banda donde brillara en los ’70 Michael Schenker rozaría el completo anonimato.
Y ojo, su época clásica ya suma cuatro décadas y su inolvidable registro en vivo “Strangers in the night” 36 años. ¿Pero por qué escribir sobre una agrupación que, al menos en Chile, es casi desconocida? Por la sencilla razón que UFO es el eslabón entre el viejo hard rock inglés y la NWBOHM. Es más, por mucho tiempo pensé que esa distinción la ostentaba Rainbow, Thin Lizzy o Whitesnake, pero después de leer un par de historias del rock de autores españoles no me quedó otra alternativa de sumergirme en su legado hace casi ya 26 años.
Vamos por parte. Pese a que sus inicios fueron más cercanos al rock con raíz blusera sicodélica, UFO no tardó en endurecer su sonido con clásicos como “Phenomenon” (1974), “Force it” (1975), “No Heavy Pettin” (1976), “Lights Out” (1977) y “Obssessión” (1978). Sin embargo, fue el directo “Strangers in the night» (1979) el disco que terminó por consagrarlos a la categoría de clásicos.
UFO siempre fue, además, una destacada escuela para grandes guitarristas. Partiendo con el mismo Michael Schenker y su espectacular puesta en escena con la Flying V, el elegante estilo de Paul Chapman, el eficiente Lawrence Archer o la vocación más blusera de Vinnie Moore en la actualidad.
La primera vez que escuché un tema de UFO me pareció heavy metal puro y me apuré a pensar que estaba en presencia de otra banda de la extensa lista de exponentes de la “Nueva Ola del Heavy Metal Británico”. Pero no, los UFO son muy anteriores y sí representan por su sonido pesado el eslabón perfecto, capaz de unir lo mejor de Led Zeppelin, Black Sabbath, Deep Purple, Free y Humble Pie con la evolución casi lógica de un rock más duro personificado en la explosión británica del heavy metal en un sentido estilístico formal, a contar de la segunda mitad de los ’70 y desarrollada cabalmente en la primera mitad de los ’80.
Una contradicción, como muchas que el rock nos entrega. Alemania se adelantó a Inglaterra en el sentido que advirtió primero el valor de UFO como banda. Porque fue en Alemania donde la agrupación obtuvo su primer reconocimiento a fines de los ’60 tras la edición de su primer disco en 1970.
Como cité anteriormente, la mejor época de la banda fue entre 1974 y 1979. Ahí estaban Phil Moog, con su voz armoniosa e inconfundible; Pete Way, con su clásico bajo Gibson Firebird y esos pantalones rayados que años después copiaría Steve Harris, reconocido fan de la banda; Michael Schenker, y la Flying V blanca, todo un espectáculo; Paul Raymond y su capacidad de pasar sin complejos desde la guitarra rítmica a los teclados; y Andy Parker, el obrero de la batería. El UFO clásico en pocas palabras.
Es cierto que por estos lados se les conoce poco. Y de verdad me encantaría recomendar un par de buenos discos de este quinteto inglés. El problema es que creo que UFO es mucho más que “Doctor Doctor”. Soy un fan desde siempre de Iron Maiden y me da una lata atroz comprobar que una canción, sí, una sola canción sea más popular que la obra completa de esta banda. Por eso, cada vez que Iron Maiden regresa a Chile ruego para que cuando suene “Doctor Doctor” el público hablé de UFO, de esa canción y muchos otros de sus clásicos como Lights Out, Rock Bottom, Too Hard to Handle, Let it Roll o Shoot Shoot.
Por eso quiero hacer justicia por UFO. La misma agrupación que es referente obligado de Steve Harris, Slash, Metallica, Dave Mustaine y Def Leppard. La misma banda que popularizó “Doctor Doctor” en 1974. La misma que Iron Maiden revive en cada presentación para alertar, según palabras de Bruce Dickinson, a sus técnicos que todo está ok para comenzar el show. Que comience la función entonces. Suena “Doctor Doctor”.