Fue una mañana llena de simbolismos… La Nueva Mayoría unía en su conmemoración, a dos partidos claves en la historia de comienzos de los setenta: uno cuya cúpula apoyó en su génesis el Golpe de Estado, como fue la Democracia Cristiana y otro que perdió a varios de sus miembros en la represión posterior, como el Partido Comunista. En su discurso de profunda reserva moral, el líder DC, Andrés Aylwin, llamó a la unidad de estos dos bandos opuestos en la UP para refundar una sociedad que busca cambios sin perder de vista la tolerancia. El lugar de la ceremonia, no era casual: El Museo de la Memoria.
En otro lugar que tampoco es casual dentro de esta historia que cumple cuatro décadas, se realizó otra ceremonia. Y ese lugar fue el Palacio de La Moneda. En ella, el Presidente PIñera señaló que el Golpe «no fue algo súbito, sorpresivo, sino que fue el desenlace previsible, pero no por ello inevitable de una larga y penosa agonía de los valores de la sociedad chilena».
El Presidente había hablado de cómplices pasivos de los atropellos a los derechos humanos, palabras que el presidente de la Cámara Baja, el diputado Edmundo Eluchans, calificó como «equivocadas». Para Eluchans, presente en esa ceremonia, el Golpe de Estado era inevitable y el mismo lo aplaudió cuando se produjo. Esta la gran duda que deja una tarde de ceremonias conmemorativas. Todos dicen repudiar la violación a los Derechos Humanos, pero no todos hacen lo mismo con la idea de recurrir a un Golpe de Estado para resolver problemas en democracia. Sea en el contexto que sea. Ni siquiera el presidente de la Cámara de Diputados en pleno año 2013… Preocupante… Bienvenidos a Palabras sacan Palabras…