Para esto está hecho el arte…
Y el cine, como pieza de autor, no escapa a la consecuencia artística de poner temas sociales en la mesa, de debatir, abrir mentes, sembrar espacios. Es lo que hizo el actor Ignacio Santa Cruz Guzmán con su película «El tío». Con el doble filo de ser artista pero también sobrino de Jaime Guzmán, Santa Cruz entrega un relato íntimo del emblema y fundador del gremialismo. Esta visión levantó la ira de la Fundación Jaime Guzmán, quien catalogó la cinta de denigrante, falsa e injuriosa a través de un inserto en La Tercera y El Mercurio.
Dice la misiva, firmada por connotados líderes de la UDI, que la película se hizo «con nítidos tintes ideológicos» y que Guzmán aparece «enteramente irreconocible». Añade que es un perfil «falso y agraviante» cuya función es ser «instrumento al servicio del odio y el rencor».
Lo curioso es que la película fue apoyada por la hermana del líder y mentor de la UDI, la periodista Rosario Guzmán, madre de Ignacio Santa Cruz.
El propio actor se mostró sorprendido por la reacción, por «el miedo» -dijo Santa Cruz Guzmán- «que tienen a debatir y a que opine todo el mundo. Como sobrino quise y quiero a mi tío Jaime. Pero un querer en serio, de verdad, con preguntas, con dolor, con miedos y alegrías. No sobre supuestos incuestionables ni dogmas de fe sobre mitos políticos».
Es un tema que llega hoy a los cines y también al debate social sobre la dimensión humana de uno de los personajes fundamentales de la política reciente del país…