Algo tienen en común Pablo Longueira y Alfredo Sfeir… Y no es sólo que estén en la noticia del momento: el primero por anunciar su retiro defnitivo de la política y, el segundo, por brindar su apoyo a Michelle Bachelet. No, no es la contigencia lo que tienen en común sino que ambos han sido tildado de «vendidos» por quienes no entiendieron sus pasos políticos en un momento determinado.
Pablo Longueira, un defensor de la dictadura y fiel colaborador de Pinochet, no trepidó en perdonar al Presidente Ricardo Lagos cuando el 30 de enero de 2003 firmó ese acuerdo histórico que significó el aumento de sueldo a ministros y subsecretarios, así como la rebaja del monto de los gastos reservados. Así, Longueira le dio una mano al «enemigo» que tambaleaba debido a las investigaciones sobre el pago de sobresueldos en ministerios que hacía la ministra Ana Gloria Chevesich. Pero el llamado «Acuerdo para la Modernización del Estado, la Transparencia y la Promoción del crecimiento del país», no fue entendido por todos los sectores del líder de la UDI. Por suerte para él, hace diez no existían los trolleos de las redes sociales.
Cosa que si afecta a Alfredo Sfeir, quien luce con el mote de «vendido» por haber entregado su apoyo a Michelle Bachelet. Hace un par de meses conmemoramos el Golpe de Estado, un acto deleznable que tuvo, como telón de fondo, a todos aquellos que llamaron «vendidos» a los que sólo buscaban acuerdos de gobernabilidad en el difícil arte de hacer política dentro de la fragilidad de la democracia…