LITTLE STEVEN'S UNDERGROUND GARAGE

Capítulo 13 – 45 RPM

Equipo Futuro |

Escucha el programa a continuación…

BLOQUE 1

Daddy Rolling Stone The Forty-Fives

Nada en el mundo sonó tan cool como esos discos de seis pulgadas y tres cuartos, de doble cara y con un agujero pulgada o pulgada y media puesto al medio y cargadod e magia. Se trata del single de 7 pulgadas, el medio para comunicar y transportar música por excelencia, tal como lo concibió Emil Berliner, quien tomó los cilindros producidos por Edison y los transformó en esos discos planos que hoy conocemos. Emil, de hecho, solía decir que escuchar un disco equivalía a estar en “comunión con la inmortalidad”. Por qué estoy tan seguro de que el significado de estos discos nunca será superado? Se me ocurren tres razones: Primero, el sonido es relativo. Estos días, cualquier cosa suena bien. Si comparan cualquier CD con su equivalente análogo –que mucha gente no conoce ni nunca conocerá- y verán que el oído rápido se acostumbra: el ipod suena bien, la radio suena bien, la tele suena bien y también el cine, básicamente porque la generación del baby boom creció con el rock and roll y sonar bien se convirtió en una prioridad cultural. Pero en los 50 y parte de los 60, nada sonaba realmente bien a oídos de los adolescentes, hasta que el 7 pulgadas apareció en los jukebox, y estos lo eran todo, junto con la radio del auto, claro. Y como hemos dicho en varias oportunidades, los chicos rompieron los asientos en los cines mirando Blackboard Jungle, no porque jamás hubieran escuchado rock and roll; los rompieron porque era la primera vez que lo escuchaban fuerte y de la forma en que originalmente se había concebido. Lo que nos lleva a la segunda razón: los 7 pulgadas podían sonar más fuerte que los discos de 78 y 33, porque sus surcos eran más anchos y toleraban un nivel mayor de distorsión sonora, interna e intensa. La tercera razón? Fue la conjunción de arte y ciencia: los especialistas del disco de 45 se concentraban en una sola canción: fabricantes, ingenieros, productores, managers y músicos aplicaban todos sus esfuerzos para que una sola canción sonase increíble. La cara B era un bonus, podía estar OK pero a nadie realmente le importaba. No fue hasta los Beatles que los éxitos en cada cara se institucionalizaron, e incluso eso llegó y se fue. SI era un hit, las radios la tocaban cada hora, y luego a la salida de la escuela ibas y la ponías en el jukebox; llegabas a tu casa y tocabas y tocabas el disco otra vez en tu equipo. Después de eso, y sobre todo con tus bandas favoritas, debías esperar una eternidad hasta la siguiente canción… seis larguísimas semanas.

Eight Days A Week (The Beatles)
Just Like Me (Paul Revere & the Raiders)
I Know Where The Sun Shines (Groovy Uncle featuring Suzi Chunk)
Draggin’ The Line (Tommy James)
I Wonder (The Ronettes)

Hoy estamos celebrando el formato por excelencia del rock: el disco de 7 pulgadas, y mucho de los que contaré hoy está contenido en un gran libro,

45 RPM: The History, Heroes & Villains of a Pop Music Revolution, escrito por Jim Dawson y Steve Propes. Lo encuentras en backbeatbooks.com. Notable texto. Y partimos con una banda ad hoc: The Forty-Fives, de Atlanta, Georgia, quienes versionaban un clásico de Otis Blackwell, Daddy Rolling Stone, producida por el muy groovy Jim Dawson. Luego Eight Days A Week, contenido en el cuarto álbum de The Beatles, Beatles for sale; en Inglaterra, de hecho, no fue un single: ese mercado separaba los singles de los álbumes porque creía que no era ético cobrar dos veces al público por la misma canción, jeje. Así es, la gente pensaba de esa forma antes. Éramos más civilizados? En fin, el sello de los Beatles en USA sacó unos cuatro álbumes en el 64, qué tal? Sacando cuentas recuerdo que el tercer disco salió el 22 de noviembre del 64, el día de mi cumpleaños, lo que convierte la cuenta en tres, para ser exactos. Luego sonaba Just Like Me, un éxito de 1965 para Paul Revere & the Raiders, producido por el gran Terry Melcher. Después I Know Where The Sun Shines, de los siempre cambiantes Groovy Uncle featuring Suzi Chunk, y lo seguía el subvalorado Tommy James con Draggin’ The Line; Tommy era de Ohio, y grabó una buena cantidad de buenos discos, tal como The Ronettes. Escuchaban I Wonder, escrita por Phil Spector, Jeff Barry y Nellie Greenwich, Produjo Spector y probablemente perilló Barry Levine. Regresamos con nuestro freak de la semana, el tipo responsible del ascenso del 45.

 

BLOQUE 2

Nuestro freak de la semana de David Sarnoff, nacido en 1891 en una remota villa rusa, emigró al Lower East Side de Manhattan, a los 9 años, hablando solo yiddish. Autodidacta en telegrafía, estudió ingeniería eléctrica en la noche y luego entró a trabajar a la American Marconi Company y vio el futuro en el telégrafo sin hilos, mejor conocida como la Radio. Se hizo famoso operando la tecla del telégrafo en el turno nocturno en la estación Marconi ubicada en el tope del edificio de la tienda Wanamaker, en Manhattan: ahí estaba cuando su máquina recibió la señal de auxilio del Titanic: “Chocamos contra un iceberg. Nos hundimos rápido”. Y rápido Sarnoff se comunicó con las autoridades, porque en menos de una hora, el presidente Taft silenció todos los telégrafos, mientras Sarnoff desviaba todas las señales de los barcos de rescate…durante 70 horas seguidas! En 1915, predijo que la “caja de señal radio” podría convertirse en un producto para el hogar, mientras la American Marconi Company se transformaba en la Radio Corporation of America, RCA, y era contratado para encabezarla. Lo primero que hizo fue crear una compañía para emitir programas que ofrecieran contenido a esta nuevo medio –en términos modernos, armar software compatible con el hardware-, y la llamó National Broadcasting Company, NBC. Su papel visionario continuó cuando propuso que la radio y los fonógrafos podían ir combinados en el mismo envase, al usar los mismos parlantes, y con ese fin adquirió la Victor Talking Machine Company. Así que tenía bajo el mismo alero a los fabricantes de aparatos (RCA), los creadores de contenidos (NBC) y los tocadiscos (Victor) y los discos mismos, a través de la disquera Victor. A todo esto, la Victor había sido fundada por Eldrigde Johnson en 1901 como una empresa que fabricaba aparatos que podían tocar los discos de gramófono producidos por la Empresa de Emile Berliner, y fueron quienes reemplazaron los delicados discos de zinc de 7 pulgadas por unos de 10 pulgadas hecho de acetato, producidos en masa, y que dominarían el mercado desde 1909 hasta 1949. Por las contribuciones de Sarnoff durante la segunda guerra mundial, el general Eisenhower le daría el grado de brigadier general. Digamos que no era una buena idea discutirle al general David Sarnoff; pero en 1949, alguien se atrevió…

You Can’t Sit Down (The Dovells)
Shame On Me (The Cocktail Slippers)
In The Park (Ramones)
The War To Fight For Love (BP Fallon & the Bandits)
Superfly (Curtis Mayfield)

Partimos con You Can’t Sit Down, por The Dovells, un cover del instrumental del Phil Upchurch Combo, que tomó forma con las letras agregadas por Karl Mann. Hay alguna confusión en torno a los créditos de esta canción. eN algunas partes figura el guitarrista, Upchurch; en otras, Dee Clark. Lo chequearemos… Una ex canción cool de la semana: Shame On Me, de los The Cocktail Slippers. Y llegan los Ramones: In The Park, un track del 83, del álbum Subterranean Jungle, escrito por Dee Dee, y producido Ritchie Cordell y Glenn Kolotkin. Luego escuchábamos la coolísima The War To Fight For Love, de BP Fallon & the Bandits. Y desde Chicago, la ciudad donde las sorpresas políticas nunca se acaban –es la tierra de Al Capone, ustedes saben-, sonaba Superfly, de Curtis Mayfield en su período impresionista; Curtis, uno de los mejores de todos los tiempos, herido gravemente en un accidente en el escenario: le cayó un foco encima,  qué trágico…

BLOQUE 3

Regresamos a nuestra jungla de vinilo llamada el garage subterráneo, donde les estamos contando la historia del single de 7 pulgadas, el formato definitivo para comunicar el rock and roll, y si no hubiera sido por un asunto de fe o de egocentrismo, el disco de 45 nunca hubiera existido… Pero nos habíamos quedado en la mitad de la historia: habíamos dejado al general David Sarnoff cuando estaba controlando el universo. A través de RCA/Victor controlaba el mercado del disco, tenía a los creadores de contenidos en la radio (NBC) y controlaba incluso a los fabricantes de acetatos de 10 pulgadas, que giraban a 78 revoluciones por minuto. Y a escena entra un chico millonario, un diletante de los medios llamado William Paley, quien usando el dinero que su padre había ganado con el tabaco, compra la Columbia Broadcasting System (CBS), y con diez años menos, se transforma en el rival de Sarnoff. Un día de 1938, de hecho, lo invita a él y sus directores para que vean algo nuevo: un disco de vinilo de 12 pulgadas, que se escuchaba mejor, era más resistente (los 78 se quebraban con facilidad) y que girando a 33 1/3 revoluciones por minuto, podía almacenar unos veintidós minutos por lado, cuatro veces más que los acetatos. Paley lo había trabajado con tal secreto que sabía que RCA jamás podría igualar su investigación; así que se los mostró esperando que le compraran la licencia. Y Sarnoff ahí, con la cabeza hirviendo, delante de este muchacho que se adelantaba a los tipos que habían inventado el negocio y todas sus variantes en los últimos cincuenta años. Llega a su oficina, junta a todos sus directores y especialistas y les da quince minutos para explicar qué pasó, y cómo harán para salvar su dignidad y sus empleos. El equipo comienza a repasar todas las patentes de la compañía, todas las invenciones que se quedaron a mitad de camino y buscando dan con una que pretendía apilar en una torre todos los discos para no tener que cambiarlos; pero, como el acetato era un material muy frágil, surgió la idea de volver a los 7 pulgadas originales de Emil Berliner, y concluyen que la velocidad perfecta para e formato es 45 revoluciones por minuto. De inmediato comienzan a desarrollar el proyecto y le dan el nombre Madame X. Sarnoff se entera que los 33 1/3 de Paley se llamarán “Long Player” o LP, y estarán dedicados a la música clásica y las obras de Broadway; pero ¿qué ocurrirá con la música pop, esas canciones de dos y tres minutos que sonaban por todos lados? El blues, el country, el jazz, las canciones del Tin Pan Alley, el tipo de cosas que la gente compra todas las semanas y de varios a la vez. Sarnoff ya lo sabe: los pequeños discos de 45, los únicos que caben en los Jukeboxs.

Shapes Of Things (The Yardbirds)
Ain’t That Peculiar (Marvin Gaye)
Good Time Boy (Buffalo Springfield)
About The Weekend (The Jellybricks)
The Girl Can’t Help It (Little Richard & His Band)

Partimos con Shapes Of Things, por The Yardbirds, una canción fantástica, producida por Giorgio Gomelski, y escrita por Simon Cantwell Smith, Keith Relf y Jim McCarthy… Sorprendente solo de Jeff Beck… una canción grabada en los studios Chess en 1966. Ain’t That Peculiar, del extraordinario Marvin Gaye, nativo de Washington DC que fue a Detroit, para suerte de Berry Gordy y suya propia… es una canción coescrita por Marvin y el gran Smokey Robinson… Luego el notable Dewey Martin, baterista de Buffalo Springfield y la clásica Good Time Boy, un tema de su Segundo álbum, Again, coescrita junto a Richie Furay, Steve Stills y Neil Young, convirtiéndola en el primer ataque de trío de guitarras de la historia del rock and roll. Todos los miembros Buffalo tenían pasta de cantantes principales, pueden creerlo? Luego una ex canción cool de la semana: About The Weekend de los Jellybricks y cerramos con The Girl Can’t Help It, la canción de la comedia rockera del mismo nombre, en versión de Little Richard y escrita por Bobby Troup… Los Robins cantan en los coros, antes de transformarse en The Coasters… Pregúntenle a Little Richard, que seguro se acuerda… Ya regresamos.

BLOQUE 4

La canción más cool de la semana llega desde Queens, New York. Recibimos ahora a The Fleshtones.

It Is At Is Was (The Fleshtones)
She’s My Baby (Sonny Boy Williamson)
Luckiest Man (King Khan & the Shrines)
Liar Liar (The Castaways)
All Day And All Of The Night (The Kinks)

Comenzamos con la canción cool de la semana, It Is At Is Was, de The Fleshtones, contenida en el álbum The Wheel of Talent, un tema escrito por la banda: Bill Milhizer, en batería; Keith Streng, guitarra, y junto a Peter Zaremba, en voces y  Ken Fox, en bajo. Luego, She’s My Baby, un clásico blues de Sonny Boy Williamson, con Otis Spann en piano, Robert Junior Lockwood en guitarra y Willie Dixon en el bajo. Luckiest Man, de King Khan & the Shrines, que salió canción cool de la asemana en 2013 y entre los álbumes del año, también. Liar Liar, un fabuloso tema de 1965, por los Castaways, Jim Hannah en la voz. Y cerramos con All Day And All Of The Night, el cuarto single de los Kinks: los primeros dos no fueron un éxito pero de ahí en adelante la racha de hits les duraría por un buen rato. Escrito por Ray Davies y Shel Talmy, ya regresamos…

 

BLOQUE 5

Así que para fines del año 48 la industria musical estaba lista para el cambio. El sindicato de músicos se iba a paro, tratando de mejorar los royalties para los intérpretes y compositores, ahora que la radio comenzaba a reemplazar los shows en vivo –con los que el negocio había empezado- por los discos envasados. Durante el paro, las estrellas afiliadas no podían grabar, dejando un espacio clave para géneros no sindicados: el rhythm and blues, el hillbilly y la música para niños: sellos que trataban de vender comenzaron a imprimir discos de colores rojo azul y verde, y a producir pequeños tocadiscos de juguete que vendieron por millones. Y de hecho, este pequeño inventito cambiaría el mundo: por primera vez, los menores de la casa podían escuchar sus discos en la privacidad de su pieza, en vez del living. Eso no importó a la hora de escuchar las canciones de Winnie The Pooh, pero a mediados de los cincuenta, estos chicos, con 13 o 15 años, ya se habían acostumbrado decidir por sí mismos qué música escuchar. Mamá y papá no podían cuestionarlos y a puerta cerrada podían dar curso libre a sus fantasías y a un mundo de infinitas posibilidades. Un nuevo lenguaje, un nuevo estilo de vida, una nueva esperanza de romper con el aburrimiento y la frustración de la juventud. Su primera comunión con la inmortalidad.

 Tell Me (The Rolling Stones)
I Can Never Go Home Anymore (The Shangri-Las)
Jackie Kennedy (Ingrid Olava)
Cherry Cherry Coup (The Beach Boys)
I Wouldn’t Ever Change A Thing (Rod Stewart)

En este último bloque lo comenzamos con Tell Me, uno de los lentos más cool de la historia (y nosotros no tocamos muchos), incluido en el primer álbum de los Rolling Stones, producido por el gran Andrew Loog Oldham, y escrito por Mick & Keith en 1964. I Can Never Go Home Anymore, por The Shangri-Las (compuestas por dos pares de hermanas, las Weiss y las Morton). Fue su octavo single en el sello de Lieber & Stoller, Red Bird Records. Logró llegar hasta el número 6 del Billboard y fue escrita y producida por su colaborador habitual, Shadow Morton. Luego sonaba una ex canción cool de la semana: del soundtrack de Lilyhammer, era Jackie Kennedy, con la noruega Ingrid Olava. Cherry Cherry Coup, es un tema de 1963, incluido por The Beach Boys en la colección Little Deuce Coupe. Fue compuesto por Brian Wilson con letra de Roger Christian; originalmente se llamaba Land ahoy, creo que fue bueno el cambio… Y cerramos con I Wouldn’t Ever Change A Thing, del notable debut solista de Rod Stewart, quien de fines de los sesenta en adelante tuvo una increíble racha de seis u ocho obras maestras, partiendo por sus discos junto al Jeff Beck Group, sus primeros tres discos solistas y además los discos junto a The Faces. El tema fue escrito por Rod, producido por Lou Reizner, bajo y guitarra por Ron Wood, Martin Pugh también en guitarra, Mick Waller en batería y Ian McLagan en teclados. El disco se llama An old raincoat won’t never let you down, y salió a la venta a fines del 69. Para los que se decepcionan con los discos modernos de Rod, les aconsejo que vayan hacia atrás, escuchen estos y entenderán porque fue y aún es una de las grandes voces de todos los tiempos.

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