Campeonato Segunda División, 25 de julio de 1973
Estadio Santa Laura
Audax Italiano 4 – Colchagua 1|
Antes del partido, casi por inercia, el equipo forma frente a los fotógrafos. Tal como la foto del trío arbitral con los capitanes, esas instantáneas probablemente jamás serán publicadas en la prensa (aunque con las décadas se convertirán en tesoros para sitios como éste).
Por alguna razón que desconocemos, hasta bien entrados los años ‘80 era usual que en la “foto oficial” del equipo aparecieran los titulares junto a un veterano aferrado a una bolsita: el kinesiólogo, masajista o preparador físico.
¿Por qué él y no el DT? Vaya uno a saberlo, pero sospechamos una particular cercanía del “kine” con el plantel: además de dar masajes, oficiaba de consejero, paño de lágrimas y cómplice de las salidas de madre de los muchachos.
En la imagen que abre la nota vemos al plantel de Colchagua con su herradura en el pecho y tres pelotas de legítimo cuero, que dan dolor de cabeza de puro mirarlas. Su peculiar acompañante es el personaje con la letra K estampada en el buzo, tal como Cacharro de Barrabases. Para darle un sabor aún más pintoresco al asunto, el aproblemado arquero sanfernandino llega atrasado al encuentro con las cámaras (la imagen de al lado muestra que, al cabo, sí logró posar para el retrato, que fue impreso en la contraportada de la revista Estadio).
Por cierto, tras un campeonato infame, al término de esa temporada 73 los colchagüinos descendieron a su asociación local. No volverían a Segunda hasta 1978.
Abajo vemos otro ejemplo de este casi inexplicable protagonismo del kinesiólogo. El equipo que saluda es San Antonio Unido Portuario: la escuadra morada usó ese largo nombre entre 1967 y 1975 para reforzar su vínculo con la principal industria local. La foto corresponde al torneo de Ascenso de 1972 y fue tomada antes de un match del SAUP contra Aviación en el estadio El Bosque. Bien al fondo, de hecho, se divisa a un par de uniformados. Al término de esa temporada los del puerto acabaron sextos.
El esmirriado PF se llamaba Hipólito Arcos, quien se da el gusto de saludar junto a sus chiquillos al ingresar a la cancha. Orgulloso, el veterano de buzo mira a la cámara; en su mano alzada sostiene una boina a rayas y en la otra el tradicional bolsito de cuero con las pomadas. El precario conjunto forma una postal propia de una época olvidada.
Fotos: José Carvajal, F. de Silvestri, Archivo revista Estadio.