MALDITO ROCK AND ROLL

Rod Stewart: El rockero playboy las prefiere rubias

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Ernesto Bustos repasa desenfrenos y amores del inglés que pisará mañana la Quinta Vergara.

Viña del Mar ha tenido delicados retazos de buen rock. No pretendo enumerar bandas o solistas año por año. Eso está demasiado conocido. Sólo decir que este jueves el principal certamen artístico veraniego volverá a escribir otra página gloriosa de esa historia. Roderick David Stewart, Rod Stewart, la voz rasposa y aterciopelada aunque parezca contradictorio, la misma que cautivó con The Jeff Beck Group, The Faces y en plan solista, pisará por primera vez el escenario de la Quinta Vergara.

¿Quién es este inglés, fanático de las rubias, el fútbol, sus ídolos futboleros Gordon Smith, George Young y George Best e hincha del Celtic? Respuesta: un seductor del rock a escala mayor.

Vamos por parte. Rod Stewart fue un playboy precoz. Desde adolescente invitaba a dar paseos por los parques londineses a hermosas chicas, de preferencia rubias. En su autobiografía, el cantante relata que se detenía frente a cualquier mansión lujosa con autos estacionados y decía a su ocasional pareja que esa noche su padre tenía importantes invitados a cenar. Ellas, incrédulas, caían rendidas.

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El joven Rod era un estudiante modesto, proveniente de una familia de clase media y, obviamente, jamás había pisado una mansión victoriana como aseguraba a sus chicas. Le encantaba el fútbol y tenía condiciones. Se sentía cómodo como defensa central y en 1960 se probó en el modesto  Brentford F.C. de la tercera división inglesa. Y aunque su padre soñaba con verlo triunfar, el destino diría otra cosa. «La vida de músico es mucho más fácil porque te puedes emborrachar y hacer música, y yo no puedo hacer eso jugando fútbol. Por eso elegí ser músico», confesó en su autobiografía publicada en 2012.

Cuando The Midnight Special vivía sus días de gloria en 1977 por la señal 5 de UCV-TV, el gran «Pirincho» lo programaba con «Hot Legs», «Da ya think I’m Sexy?» o las ultra románticas «You’re in my heart (the final acclaim)» y «Tonight’s the night (gonna be alright)». Era un momento particularmente importante para Rod Stewart. Después de varios intentos discográficos, comenzaba a consolidar una carrera solista, que ya sabía de éxitos a nivel mundial con la banda de Jeff Beck y The Faces (en colaboración con Rod Wood). Y fue precisamente A Night on the Town de 1976 el disco que señaló el punto de partida para lo que el cantante lograría en los ’80, en formato de pop radial.

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Ojo con estos datos. Stewart ha tenido una de esas vidas épicas de las estrellas del rock, aderezada con muchas drogas -consumió supositorios de cocaína, según su propia confesión-, mucho éxito -265 millones de discos vendidos en todo el mundo y una fortuna de casi 200 millones de dólares- y muchísimo sexo. Incluso demasiado. Dice que llegó a cansarse. Aunque resulta difícil creerle, a nadie extrañaría entender que las mujeres siempre han sido su gran debilidad. Su tipo eran las rubias, altas, delgadas y modelos de profesión, como Dee Harrington, con la que salió a principios de los ’70. Después se enamoró de la actriz sueca Britt Ekland. Fueron inseparables durante dos años, en los que ella le enseñó a maquillarse y a apreciar las antigüedades. A ellas y a muchas les fue infiel, sin el más mínimo arrepentimiento. Un maestro.

La cocaína también es un tema en la vida de Rod Stewart. Alana Hamilton, ex pareja de George Harrison, se convirtió en la madre de Kimberly y Sean. Y aunque la paternidad no los sorprendía preparados del todo, su casa en Hollywood siempre estaba llena de gente con ganas de fiesta. Por ahí desfilaron Barbra Streisand, Dustin Hoffman y Jack Nicholson. Las peleas entre ellos -a menudo alimentadas por cocaína- eran constantes. Así no hay matrimonio que sobreviva. Al poco tiempo Hamilton comenzaba un efímero romance con John McEnroe, mientras su ex se instalaba en el departamento de un amigo y le aseguraba que no se preocupara, que era mejor dejarla partir.

Pasaron Kara Meyers y Kelly LeBrok. Pero fue Kelly Emberg quien robó el corazón de Rod Stewart. Se conocieron en 1983 y se mudaron a Inglaterra. El romance duró y fue feliz hasta que el rockero le fue infiel con la «chica de rojo». Desesperado cuando supo que su ex novia pasaría unos días en la isla de Catalina, contrató un avión con una pancarta que le pedía matrimonio desde las alturas.

Mientras esperaba una respuesta, se fue de fiesta con Sylvester Stallone al club Roxbury de Los Ángeles. Ahi conoció a la modelo Rachel Hunter. A los tres meses se casaron y de la avioneta que sobrevoló la isla de Catalina nunca se supo… y menos de la respuesta a aquel mensaje.

La guinda de la torta. El 7 de marzo de 1989, Rod Stewart hacía historia en nuestro país al convertirse en el primer artista del mundo angloparlamente en realizar un recital masivo en el Estadio Nacional ante 70 mil fanáticos. Después de eso, las fronteras se abrirían para el rock y Chile se convertiría en parada obligada en Sudamérica de cualquier estrella, sumándose a Brasil y Argentina.

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La última. Rod Stewart guarda una historia de antología con algunas leyendas del rock de todos los tiempos. Desde Janis Joplin o Mick Jagger hasta Elton John (son célebres sus maratones de cocaína). Cuenta el cantante de los Stones que en una ocasión le propuso intercambiar esposas. La oferta, obviamente, fue desechada por Rod.

Mañana se presentará por primera vez en Viña del Mar y como buena celebridad su equipo logístico no tardó en entregar una listado con particulares requerimientos, donde destacan los 58 balones de fútbol y las 8 mujeres que lo acompañarán sobre el escenario de la Quinta Vergara, más 10 músicos y 3 coristas. Un tramo del espectáculo contará con la participación de 11 músicos de la Orquesta Filarmónica de Chile, con quienes interpretará piezas como «The first cut is the deepest» (original de Cat Stevens) o «Have I told you lately» (Van Morrison). El resto de su set se reparten entre hits históricos como «Hot legs», «Da ya think I’m sexy?», «Young turks», «Baby Jane», «Infatuation», «Some guys have all the luck» y «Forever young».

Un lujo de esos que, de tanto en tanto, Viña del Mar suele regalar. Rod Stewart, el rubio con estampa “mod”, el mismo que se acomodaba la rebelde cabellera con agua y azúcar en el pasado; el seductor que en la Quinta Vergara volverá a cantarle a sus fans –ojalá rubias- “Forever Young”.


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