Palabras sacan Palabras… Y la palabra del día ha sido «retroexcavadora». La usó el senador Jaime Quintana con grandilocuencia en su doble rol de presidente del PPD y de vocero de la Nueva Mayoría. «No vamos a pasar la aplanadora, sino a poner una retroexcavadora. Hay que destruir los cimientos del modelo neoliberal», señaló.
La frase se ganó el titular principal de El Mercurio y sembró una controversia nacional que no dejó impávida a la oposición ni al propio Gobierno. El ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, dijo que aquí no habría ni aplanadoras ni retroexcavadoras y el presidente de la UDI, el diputado Patricio Melero, comentó la salida del senador Jaime Quintana con un dejo sombrío… “la última pasada de retroexcavadora significó el quiebre de nuestro Estado de Derecho y 17 años sin democracia”, advirtió Melero y añadió, “el senador Quintana debiera aprender la lección de la historia y no extremar sus visiones ni sus posiciones”… Qué susto…
El senador Jaime Quintana quiso dar con una idea distintiva, una choreza semántica para la galería, pero que en el Chile de hoy sonó arrogante, torpe, extemporánea, sin ninguna cuota de estrategia política. Platón decía que «la política es el arte de gobernar a los hombres con su consentimiento». La política es el arte de la astucia, del tablero de ajedrez, del respeto, un arte fino donde se debe estar dispuesto a dar y recibir en una lucha de ideas abiertas… Pero el senador Jaime Quintana eligió la caverna, el camino grueso y -en el contexto de un Gobierno que se instala para hacer cambios profundos- metió una retroexcavadora en una cristalería…