PALABRAS SACAN PALABRAS

El living o el estadio

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Editorial de Freddy Stock, lunes 28 de abril.

Debiera ser un honor, pero es un dolor de cabeza… la constucción de un Estadio en un barrio pasó a ser lo mismo que tener un vertedero, un hecho indeseado, peligroso, algo que afecta la tranquilidad de los vecinos y la plusvalía de sus casas. Lejos están los tiempos en que los barrios y las ciudades se aclanaban en torno a su estadio. Ocurría en cada pueblo o ciudad del mundo que goza del fútbol, que siente que su camiseta nace y vive en su comuna domingo a domingo, en una fiesta que es parte de su folclor, una experiencia de generación y de familias.

Pero ahora no. Tratar de parar un estadio de fútbol es un hecho que se va a topar con mil protestas, con cientos de incertidumbres. Y, lamentablemente, con toda razón. Es lo que ha vivido todos estos años el club de la Universidad de Chile. Y ahora, que parecía encontrar una solución en terrenos de la propia casa de estudios ubicados en las afueras de las zonas más pobladas, el panorama sigue siendo incierto ante los reparos de los posibles afectados.

Es que el fútbol se alejó del pueblo y se acercó a la barbarie. El negocio de las nuevas sociedades anónimas ya no está en los estadios, sino en las transmisiones televisivas. Y pareciera ser que mientras más vándalos van al estadio, aquellos que no comulgan con la violencia deben comprar el abono televisivo para ver a su club. O sea, negocio redondo. Mientras más estadios están vacíos o en manos de pandillas, más gente se inclinará por ver el partido en su casa, tranquilos, pagando cómodamente su cuota al canal privado. Porque el negocio ya no está en las canchas, sino en el living de las casas…


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