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PÁGINA 66 // Entrevista a Felipe Ferrada

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El músico se inicia como productor musical.

Por Patricio Jara.

Felipe Ferrada se hizo conocido en el medio gracias a su trabajo como ingeniero en sonido, especialmente al momento de hacerse cargo de shows en vivo, ya sea de bandas de metal, punk o rock and roll sin apellidos. Sin embargo, en los últimos años ha desarrollado su carrera como docente y también como miembro fundador del estudio AudioCustom.

Aunque a su currículum, donde figura su participación como bajista de la banda Remezón en sus dos primeros discos, ahora se suma su rol de productor. Ferrada, quien además tuvo a cargo la traducción de libros técnicos del software de audio Pro Tools, de la marca Avid para su área académica, ha decidido aventurarse en un oficio determinante en el trabajo de las bandas que entran al estudio. Aunque también es una labor harto desconocida, sobre todo porque muchos consideran que, una vez resuelto “el tema” de los instrumentos y pagado el estudio, no necesitan consejos de nadie. Craso error.

¿Qué te llevó a formalizar tu trabajo como productor a partir de la ingeniería en sonido?

Primero la necesidad de romper el círculo vicioso que rodea el entorno musical, lleno de prejuicios desde músicos hacia productores e ingenieros y viceversa. En mi experiencia como docente, he aprendido la importancia de que todos quienes formamos parte de este entorno, debemos estar informados y tener la capacidad de enseñar a quien, por diversos motivos, no tiene los conocimientos suficientes para abordar el proceso de producir su disco.

Tomemos como referencia, que la mayoría de los músicos, no saben cuanto cuesta un trabajo profesional; se espantan cuando les das un valor X sin saber lo que incluye éste y aún sin saber las diferencias entre un estudio u otro.

Es un mundo desconocido.

Y la palabra “productor” suena intimidante, como el sinónimo de alguien que va a destruir sus canciones o que va a encontrar todo malo. Pero más aún, desconocen los deberes y derechos, atribuciones generales de cada cargo o rol dentro de la producción y que todo puede llegar a ser conversable. Es a raíz de esta realidad que decidí introducirme en la producción musical y comenzar a dar mis primeros pasos en esta materia.

Te lo pregunto porque no es habitual que haya dos roles completamente distintos y casi siempre es el propio ingeniero que “ayuda un poco”.

Efectivamente en la escena local es así, y me choca oír gente hablando de “industria musical chilena”. A mi juicio, con suerte tenemos una PYME musical. Una verdadera industria, como lo es en Estados Unidos, México o Europa, permite que estos roles se ejecuten por separado. Acá es como decimos en Chile, un circo pobre donde el ingeniero es el mismo que tira cables y el que masteriza y entrega el material final. Hay excepciones, por su puesto, pero en la mayoría de los estudios se da de esta forma, donde directa o indirectamente, el ingeniero termina produciendo o co-produciendo cada uno de los trabajos que en su estudio se realice.

Y siempre está la figura del músico-cliente que entra al estudio.

He ahí también otra razón importante por la cual dirigir mi trabajo al área de producción. Muchas veces son los mismo músicos los que si darse cuenta, son sus propios productores musicales y confunden su rol como productor con su rol como cliente y eso último no siempre los faculta para tener claridad absoluta de su propio material o ejecutar su rol como productor. Esto a veces genera que el material final no tenga la repercusión o el nivel apropiado para ser difundido y finalmente, terminamos lapidando a un estudio o ingeniero, que simplemente siguió las instrucciones de un cliente-productor.

Es un proceso lento, con etapas claras.

Sobre todo cuando veo la necesidad de intervenir y antes de comenzar a trabajar, realizar una especie de inducción, donde el músico comprenda su responsabilidad y sus deberes y también uno como productor. En buen chileno, es rayar la cancha para que cada parte tenga conocimiento del proceso a realizar y tengamos una comunicación fluida que me permita obtener la confianza del músico, para poder proceder conforme a los resultados esperados, que se plantean en base a una gran cantidad de factores técnico-artísticos.

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Tú además eres músico. ¿De qué forma influye esa condición en tu trabajo?  Hay quienes piensan que lo ideal es que el productor conozca el oficio del músico y otros que no.

Mi formación paralela como músico me permite traducir ideas o propuestas creativas según lo que requiera cada pieza musical. Principalmente a través de un instrumento poder expresar una idea tangible para arreglar una canción. Por vocación soy bajista, toco guitarra y se lo fundamental del piano para proponer arreglos o ideas. De igual forma conozco lo suficiente de la batería como para saber sugerir o exigir patrones, siempre con el objetivo de enriquecer las canciones y si es necesario y el músico así lo comprende, modificar estructuralmente una canción.

Eso suena a mucho trabajo antes de comenzar a grabar.

Especialmente en las jornadas de preproducción, cuando yo como productor y los músicos, en su sala de ensayo, escuchamos y probamos estas propuestas para llegar a la grabación con un amplio abanico de propuestas sólidas y líneas definitivas para cada canción.

No hay recetas, finalmente.

No creo que exista un ideal, ni de dominio musical instrumental ni productor. En lo personal creo que más allá de que tan músico es el productor, lo que realmente influye es el gusto o abanico de estilos musicales en los que pueda trabajar, que va ligado directamente a la cantidad de música que pueda comprender, no solamente escuchar.

Aunque otra cosa distinta son los estilos.

Exacto. En ese sentido es donde tengo más prejuicios. Si no me conoces vas a decir que soy metalero, por el pelo largo y las poleras con calaveras. A modo profesional influye desde la perspectiva en que el cliente o el músico, va a creer que su trabajo va a sonar metalero antes de escuchar mis trabajos anteriores. Hoy muchos se sorprenden cuando llegan a AudioCustom y me conocen en persona y dicen: “¿Tú hiciste Martín Pescador?”. Les parece raro que un metalero haya logrado el resultado obtenido en ese disco, pero cada vez se aleja ese prejuicio a medida que profundizamos en conversaciones como esta, donde finalmente les cuento que lo que menos he hecho es metal.

¿Crees en la especialización del productor o más bien en el desafío de abrirse a diferentes corrientes y estilos?

Creo en las capacidades de cada persona. Es súper importante que como productor te envuelvas y te interiorices muy bien del estilo, que amplíes tus gustos musicales y sepas que lo técnico representan herramientas para lograr un objetivo. No porque uses Marshall, Gibson Neumann y Neve, por ejemplo, tu disco está listo. Hay cosas que van más allá de lo técnico, como la capacidad interpretativa, la sinergia que se produce en los ensayos y tratar de expresar eso en la sala de músicos al momento de grabar, interpretar y aprovechar los estados de ánimo y un sin fin de cosas más.

Dame un ejemplo.

Imagina lo que pasa con la interpretación de un músico cuando viene saliendo de un trabajo que detesta, lleno de malas vibras y llega al estudio a cantar folclor o una balada romántica. Tal vez necesite mi ayuda para canalizar esas malas vibras en otra cosa antes de entrar al estudio. Si fuera a cantar thrash o punk, no habría problema, pero el caso es que debo ser cuidadoso con ese tipo de cosas, demostrar la sensibilidad artística y eso es más importante que tienes una especialidad o no. Tiene que ver más con el tacto, tino y criterio para hacer la labor y emplear a favor, todas las situaciones que rodeen el entorno de grabación para alcanzar el resultado esperado. Apretar REC es súper fácil, lo puedes aprender de un foro, pero sacar lo mejor de un equipo de trabajo, para obtener el mejor resultado posible, te lo da la experiencia y el aprendizaje constante de una carrera que no tiene fin.

¿De qué modo influyen los gustos del productor en el trabajo?

Lo importante es tratar de lograr un sello sonoro, que no es sinónimo de que todo suene igual, sino que se sepa que cada vez que tu nombre como productor esté detrás de un disco, exista un estándar o mínimo nivel que te haga merecedor de un respeto en el medio. Con eso, se puede trabajar en el estilo que quieras sin contaminarlo con tus gustos personales.

¿Cómo evalúas tu experiencia trabajando con dos bandas completamente distintas como  Scharas, que es más bien grunge, y Baikonur, que es más bien metal experimental?

Scharas y Baikonur representan dos desafíos muy importantes. Con Scharas nos propusimos editar un disco con un sonido oscuro, que a ratos distrae al oyente acostumbrado a esta moda o tendencia a la alta definición, con sonidos raros, a veces saturados con un condimento añejo lleno de distorsiones y disonancias que traen a la luz recuerdos noventeros de un grunge sucio, deslavado, pero que se entiende perfectamente que no fue producido el 93, sino veinte años después.

Baikonur debe reflejar sonidos más cristalinos, distorsiones fuertes pero no invasivas típicas del estilo; simular ambientes que al ser música instrumental, cuesta aún más alcanzar las atmosferas que se desea generar. Llevar al público a explorar las sensaciones de una música casi abstracta, libre de un contenido explícito como lo son las líricas, te arriesgas a que cualquier persona sea libre de interpretarlo como más le acomode alejándose tal vez de su propósito y fue absolutamente satisfactorio saber que en cada review, dentro y fuera del país, se hacía mención al sonido, al resultado exitoso y bien logrado de estas sensaciones.

¿Hasta qué punto influye la infraestructura y los recursos tecnológicos a la hora de lograr el sonido de una banda?

Si bien es cierto influyen mucho en la calidad de registro, no son cienti por ciento determinantes cuando hay una idea clara detrás. La gracia de tener variedad en el equipamiento, es poder elegir el sonido más apropiado para cada fuente sonora. Muchos se quedan con que una marca y/o modelo es mejor que otra. Yo parto de la base de que para mí no hay equipos malos, solo equipos mal empleados y dentro de esta definición, hay que comprender que hay herramientas para home studio y otras para estudios profesionales que se puede mezclar o no, pero lo que importa más allá de la marca y el modelo, es como lo empleo.

Muchos creen que el mejor instrumento los hará mejores músicos y muchas veces ves a músicos que sus instrumentos suenan mejor en otras manos que en las de su dueño. Y eso tiene que ver con el conocimiento y capacidad interpretativa al momento de tomar tu instrumento mas que con el dinero invertido en él. Al final cuando escuchas un disco que suena bien, lo aprecias, lo disfrutas y no te cuestionas si fue grabado en un software en particular o si se hizo en un estudio profesional o en el living de una casa, simplemente lo disfrutas y eso habla bien de la producción.

Pareciera ser que con los recursos digitales de hoy, cualquiera es capaz de hacer cualquier cosa, y eso también corre para la música. De ahí que la figura del productor sea vista como algo más bien excéntrico, sobre todo por las generaciones más jóvenes.

Suena excéntrico por lo desconocido que es para los músicos y autodidactas del audio. La ignorancia respecto al tema hace que los músicos crean que con abrir un software y apretar REC se convierten en ingenieros y/o productores casi de forma automática. En algunos casos el camino autodidacta puede resultar, pero en la mayoría, se necesita de una guía, la voz de la experiencia y el conocimiento.

Normalmente las nuevas generaciones que por defecto son más inmediatistas, aprenden esta lección con sus primeras caídas, con frustraciones provenientes de trabajos deficientes que al compararlos con resultados profesionales, comprenden la necesidad de ser guiados por un productor que les haga ver sus virtudes y defectos, casi de forma pedagógica. Para algunos puede ser molesto que el músico sepa tecnicismos del audio, para mí es un aporte que me ayuda a mejorar la comunicación y nutre el trabajo de producción de diversas formas.

 ¿Cuáles son tus proyectos para este año?

Este es un año muy especial. Aún estamos trabajando en la difusión de Scharas y Baikonur. Esto es súper importante, porque mi trabajo no termina cuando les entrego el disco, también hay un “coaching” para guiar y orientar los pasos posteriores a la grabación, para mejorar la difusión. En lo posible trato de ayudarlos con espacios para presentar su música en vivo, donde el año pasado a modo de marcha blanca, hicimos el primer ciclo de conciertos AudioCustom, donde tuvimos muy buena recepción.

Por otra parte estoy co-produciendo el segundo disco de Martín Pescador el cual estará listo en abril de este año y pretendemos lanzarlo en junio. Por otra parte, ya comencé con la pre-producción de dos bandas que entran a grabar su disco entre mayo y julio. Una de ellas es Simio y la otra es Nueve Círculos. Esto se suma a La Don Ramón, banda Iquiqueña de blues y rock & roll, con la que estamos bien avanzados en las mezclas de su disco. Ellos vinieron en octubre del 2013 a trabajar conmigo, hicimos una pre-producción a distancia que dio excelentes resultados. Estamos terminando de grabar arreglos y mezclas para que el disco vea la luz a mitad de este año.


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