Cómodamente aturdidos…
Así se llama una de las canciones claves de la historia del rock, «Comfortably Numb», pieza del brillante «The Wall» el disco con que Pink Floyd le cantó a la alienación del hombre, a los muros sociales que no lo dejan ser, expresarse, crecer, situarse libres frente a su destino. Según el disco de Pink Floyd, estamos cómodamente aturdidos, rodeado de muros, felices mientras la jaula nos atrapa y nos reduce como seres humanos pensantes y autodeterminados. Hasta que decidimos romper el muro, echarlo abajo, despertar del sueño que nos atonta y que nos hace pertenecer al rebaño.
De muchas formas y recién después de 25 años de haber dejado atrás la dictadura, la sociedad chilena está despertando de su sueño aturdido. Por décadas, las cifras macroeconómicas nos hablaron de una realidad floresciente, de balances gordos y azules, de un sueño de jaguares…, estuvimos confortablemente aturdidos mientras nos dirigían en palacios de gobiernos y oficinas ministeriales. La política de los acuerdos, las firmas entre cuatro paredes se vinieron abajo. Rompimos los muros alienantes y surgieron los movimientos sociales, avanzaron los estudiantes, despertaron en Magallanes, en Calama, en Freirina, en Aysén. Los mismos que ayer daban luz verde a Hidroaysén, los mismos que firmaban termoeléctricas bajo apretones de manos, hoy dan pie atrás, escuchan a la gente, la sienten y, de alguna manera, le temen… Estuvimos confortablemente aturdidos, pero ya era hora de tirar abajo el muro…