¿Hasta cuándo le seguimos metiendo dinero a esta bolsa sin fondo?… Es una pregunta que hace ocho años pareciera no tener respuesta. Eso ha sido el Transantiago, un pozo sin destino, un despilfarro millonario de los dineros de todos los chilenos. Como si fuera poco, el Gobierno anunció una nueva inyección de mil millones de dólares para su «mejoramiento», o sea, $ 558 mil millones de pesos que se invertirán en los próximos cuatro años. Irá en aumento y mejoramiento de infraestructura (paraderos, vías exclusivas y corredores), mejoras en experiencia de viaje, sustentabilidad del servicio integrado y combate a la evasión.
La Presidenta anunció la intervención de los 10 recorridos más críticos en términos de servicios, fiscalización de buses y reestructuración de algunos recorridos nocturnos. Pero ¿por qué seguimos apostando millones por un sistema que nació muerto, que no ha dejado de ser una vergüenza? El ingeniero en transportes, Louis De Grange, tampoco se lo explica. Invitado a «Palabra que es noticia», el académico dice que vamos al revés de las grandes capitales del mundo que han ido dejando el transporte de superficie para invertir en transporte subterráneo. Ciudades como Tokio, Londes o París suman unos 2 mil buses contra los 8 mil, contando los buses articulados que pululan por Santiago.
Sumamos apenas 100 km de metro y con todo lo que hemos metido y meteremos en el Transantiago, ya tendríamos en las ciudades de Chile un sistema más competitivo y menos contaminante que éste. Uno que subvencionamos en un 40% y donde, según De Grange, nos cuesta la frivolera de 10 millones de pesos mensuales por cada bus de este Transantiago… Vaya zapato chino, vaya despilfarro millonario que suma y suma…