Por Carlos Costas (Zé Carlos)
14/06/2014
El aeropuerto de Cuiabá está lleno de chilenos y un puñado de australianos. Todos comentan el triunfo de la noche anterior y especulan con el próximo partido ante la vapuleada España en el estadio Maracaná. En la fila de embarque un muchacho, que creo me reconoce por mi trabajo en la radio, me comenta que la prensa local publica la historia de un chileno al que una prostituta le robó 3 mil dólares. Me cuenta que en el diario viene el nombre completo del galán en desgracia, como sugiriéndome que además de quedar planchado el protagonista de esta malograda incursión amatoria había sido puesto en evidencia.
No sé si esta historia habrá llegado a Chile, tampoco me interesa confirmar su veracidad. Por el bien de ese pobre cristiano, prefiero creer que es solo una copucha, aunque tampoco es difícil imaginar la escena con un eufórico y alcoholizado baboso como fácil víctima de una profesional de la noche con malos hábitos.
No le di bola al tema y aproveché el largo viaje de regreso a la casa-estudio de Belo Horizonte, con tres horas de vuelo y otras cinco de escala en Sao Paulo, para escuchar música y leer uno de los libros que me traje precisamente para capear estas aburridas y agotadoras esperas.
Se supone que una buena novela es también una buena compañera de viajes. Después de devorarme sus 150 páginas puedo decirles que “Tres actos y dos partes” es una lectura cien por ciento recomendable y su trama está vinculada al mundo del fútbol.
Honestamente, no conocía a su autor, el italiano Giorgio Faletti. Me entero por la reseña de la solapa del libro que fue un famoso comediante, compositor y cantante que a los 50 años optó por dejar el espectáculo para dedicarse a escribir novelas con mucho éxito. Supe gracias a una nota de prensa que la historia tenía una conexión futbolera y me interesé. Lo compré y se vino en la maleta viajera de Brasil 2014.
“Podría ser un bonito momento de deporte y de vida, si no fuera por esas hienas que quieren matar el fútbol y además devorar su cadáver”.
La cita es de Silvano Masoero, alias Silver, protagonista de una historia de suspenso, bien armada y entretenida que se sumerge en el mundo de las apuestas ilegales, los partidos amañados y esos sueños de gloria y riqueza que terminan enredados en equipos de segunda división.
Es imposible no sentir afecto por Silvano, un boxeador retirado que en su vida pasada cometió errores que lo llevaron a la cárcel. Ese oscuro episodio marcará una relación fría y distante con su hijo Roberto. Este antihéroe es un hombre maduro, viudo y se gana la vida como utilero del Oltreponte, donde ha trabajado por más de 30 años y ya es parte del inventario del club.
Ese equipo, cuyo actual dueño es un hombre de negocios, se ve enfrentado a la histórica oportunidad de ascender a la máxima división en el último partido de la temporada.
Desde su silenciosa y secundaria función de utilero, Silver hará todo lo posible para que el Oltreponte llegué por primera vez al fútbol grande en un equipo donde la principal estrella es su hijo Roberto, al que los hinchas llaman El Grinta, un apodo sacado de una película de John Wayne.
Contarles más sería spoiler, pero la historia plantea el conflicto moral del protagonista y está muy bien construida. Si les gustan las buenas novelas consideren a este italiano que debutó en la narrativa en 2002 con “Yo mato” y que ha vendido 15 millones de ejemplares en todo el mundo, incluyendo “Apuntes de un vendedor de mujeres”. Tendré que ponerme al día con los libros anteriores de Giorgio Faletti, quien en los agradecimientos reconoce que uno de los asuntos de los que menos entiende es el fútbol.
“Desde que murió Elena no he hecho el amor con una mujer. No es que no me apetezca, al contario. Pero no soy de los que van por las verbenas buscando ligue y las prostitutas no son lo mío”.
Esta reflexión de Silvano Masoero aparece sobre el final de la historia cuando surge una luz, la opción de curar heridas del pasado y superar esa soledad que lo ha acompañado desde la muerte de su mujer. En la larga escala en el aeropuerto de Guarulhos mientras termino “Tres actos y dos partes” (Tre atti e due tempi) me entero que Italia le ganó a Inglaterra, en un partidazo.
Mario Balotelli y Giorgio Faletti, dos capos.
