Temporada de interpelaciones…
El próximo miércoles 2 de julio, los diputados de oposición pedirán la interpelación del ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo. La razón que esgrimen los parlamentarios es su gestión ante los actos de violencia en la Región de La Araucanía. Y, de paso, criticar las declaraciones del intendente Huenchumilla, a quienes lo acusaron de «incitar a la violencia» por decir que el Estado debe tener una política de devolución de tierras a las comunidades mapuche y que algunas familias deben «entregar sus fundos».
Esta interpelación se suma a la reciente de la ministra de Vivienda, Paulina Saball, lo que llevó al presidente del PS, Osvaldo Andrade, a decir que en la oposición hay un «frenesí de interpelaciones», ya que, se habla de citar también a los titulares de Hacienda, Educación y Salud. El diputado Andrade ironizó al señalar que la derecha terminaría interpelando a Sampaoli, lo que molestó al presidente de la UDI, Ernesto Silva, quien dijo que Andrade estaba banalizando los problemas sociales y los actos del Gobierno que habrían motivado estas interpelaciones.
La pregunta de fondo es si se está usando correctamente una herramienta que tiene la democracia para fiscalizar el accionar de los ministros del Gobierno de turno. O sí se está malgastando su filo para llamar la atención o atraer cámaras, como acusó el propio senador de RN, Manuel José Ossandón. Porque las herramientas, cuando se usan mal -y bien lo saben los maestros-, terminan echando a perder toda la maquinaria…