EL DIARIO DE ZE CARLOS

¡Muchas gracias!

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Por Carlos Costas (Zé Carlos)

28/06/2014

El Trovador del Gol acaba de pronunciar la última frase del memorable relato de una hazaña que no alcanzó a ser. El zapatazo de Gonzalo Jara acaba de estrellarse en el poste izquierdo del portero Julio César y como conductor de la transmisión de ADN Radio Chile estoy obligado a decir algo. Han pasado 120 minutos de juego, una definición a penales, muchas emociones y en ese instante siento sobre mis hombros el peso de la responsabilidad en una transmisión que comenzó tres horas antes del partido y una cobertura que se inicio hace 23 días. Me giro a la derecha y veo al comentarista y gran compañero de trabajo, Rodrigo Sepúlveda, quebrado por la emoción. Tengo que hablar. No hay tiempo que perder, ni muchos segundos para pensar y lo único que atino a decir es: “Orgullo”.

No me considero un bruto, ni menos un insensible, pero me cuesta mucho expresar emociones. No pude llorar cuando murió mi querida Yaya, mientras en Chile se jugaba el mundial juvenil de 1987 y yo era un quinceañero. Sí me derrumbé cuando enterramos a mi Tata Carlos ya siendo un hombre. Y ahora, en este minuto en que todo un país lamenta la eliminación y maldice ese travesaño que nos privó de celebrar en grande, por una sola vez en nuestras vidas, veo con mis propios ojos como el llanto de Gary Medel simboliza la frustración de un grupo de muchachos que murió luchando.

Para ponerlos de rodillas hay que cortarles las piernas, decía una canción de Serrat sobre los piratas, y en el caso de nuestra Selección faltó poco para eso. El esfuerzo al límite de Arturo Vidal y del propio Pitbull llena de orgullo y admiración a todo un país.

Mi compañero Víctor Cruces entrevista en vivo a Medel y le reconoce que el desgarro con el que entró a la cancha se le abrió más y que todo su esfuerzo «fue por la camiseta porque era mi última oportunidad de jugar y lo hice».

Emociona escuchar sus palabras, pero me resulta imposible expresar esa emoción. Respeto a mis compañeros que sucumben frente a la tristeza o la emoción fuerte, pero no sé por qué diablos tengo un exagerado sentido de la responsabilidad. Pienso que este es un trabajo, que esto es fútbol y que aunque nos duela en el alma, Chile ya está fuera del Mundial.

Aquí nadie celebra triunfos morales. Tampoco nadie podrá decir que nos echaron al saco, que el árbitro nos robó o que la FIFA metió la cola. Chile ya está eliminado y llorar no cambia nada. Pero también debo ser honesto y contar lo que pude ver con mis propios ojos.

Brasil vs Chile

Sólo los que realmente aman el fútbol, entenderán que haber asistido a este partido es algo que no olvidaremos fácilmente. Lo tuvimos tan cerca y perdimos como siempre (o casi siempre).

Ya vendrán los análisis más en frío, vendrá la Copa América y vendrá necesariamente el justo reconocimiento para este grupo que nos hizo soñar con lo imposible.

Que ese remate de Pinilla en el travesaño conjure de una vez y para siempre el recuerdo de aquel maldito penal de Caszely que marcó a toda mi generación.

Esta Selección, estos jóvenes y esta nueva generación nos enseñaron que estamos para darle pelea a cualquiera. Ruego porque el recuerdo de ese infame travesaño que nos negó cambiar la historia, no sea tan largo ni se nos haga tan eterno como esa maldita imagen del penal desviado y el resignado gesto del artillero.

La revancha está a la vuelta de la esquina y será en nuestra casa. Muchas gracias por todo. Por tantas satisfacciones y por esos momentos de buen fútbol que nunca imaginé que vería en una selección chilena. Con estos muchachos recuperé la confianza y con ustedes cobran sentido las palabras de uno de mis maestros, uno al que un día le escuché decir que la vida empieza en cada amanecer.


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