MALDITO ROCK AND ROLL

RESEÑA // Black Sabbath presidió una liturgia de rock en Londres

Equipo Futuro |

Bajo una suave lluvia londinense, Ozzy y compañía fueron el cierre perfecto para una jornada de tintes casi religiosos en Hyde Park.

Por Gonzalo Layseca, periodista, patiperro y diplomático chileno

Mucho se comenta sobre la amplia oferta de música en vivo que puede dar el Reino Unido. Sin embargo, lo de estos últimos días parece casi excesivo. Tras el Festival Glastonbury (que tuvo a Arcade Fire, Metallica, Jack White, Pixies, The Black Keys y Robert Plant en el cartel, entre muchos otros), vinieron 2 shows agotados de Coldplay en el mítico Royal Albert Hall y un fin de semana de ensueño, donde Sonisphere (con Iron Maiden cerrando su Maiden England World Tour, además de Slayer, Anthrax, Deftones, Alice in Chains, Dream Theater y Metallica con su show by request, entre muchos otros) y Britsh Summer Time fueron el broche de oro para la semana perfecta.

Este último, que continúa con nuevas –y eclécticas– fechas para las próximas semanas, tuvo un fin de semana soñado, marcado por una comentada presentación de Arcade Fire y un esperado reencuentro de los créditos locales The Libertines. Sin embargo, la jornada más atractiva para la audiencia de la Radio del Rock, sin duda, fue la del pasado viernes 4 de julio en el londinense Hyde Park, que congregó a Soulfly, Motörhead,  Faith No More, Soundgarden y Black Sabbath, en su escenario principal.

Afectados por el horario (comenzaron sus sets de manera consecutiva, casi coincidiendo con la apertura de las puertas del recinto, pasadas las 2 de la tarde), las presentaciones de Soulfly y Motörhead no tuvieron mayor repercusión. De todos modos, buscando entusiasmar al poco público que había a esa hora, la banda de Max Cavalera se dio maña para rememorar su paso por Sepultura, interpretando “Arise”, “Dead Embryonic Cells” y “Roots Bloody Roots” (con la participación especial de su hermano Igor). En tanto, el power trío de Lemmy Kilmister se fue a la segura con 9 clásicos, cerrando con las incombustibles “Ace of Spades” y “Overkill”.

Así, llegamos al primer momento religioso de la jornada, cuando los Faith No More, entendiendo la trascendencia mística del evento, saltaron al “altar mayor” de Hyde Park –completamente adornado con flores– vestidos de sacerdotes, para oficiar una ceremonia plagada de himnos como “Epic”, “The Gentle Art of Making Enemies”, “Midlife Crisis” y “We Care a lot”. Los californianos además dieron como ofrenda 2 novedades: los temas “Leader of Man” –con reminiscencias a los pasajes más pesados de discos como “King for a Day… Fool for a lifetime” y “Angel Dust”– y “Motherfucker”, una interesante balada sobre acordes de piano, a 2 voces entre Mike Patton y Roddy Bottum.

A continuación, apareció Soundgarden con una promesa: tocar por primera vez en vivo su clásico “Superunknown” (a 20 años de su lanzamiento), uno de los 4 Evangelios del Grunge (junto a “Nevermind” de Nirvana, “Ten” de Pearl Jam y “Dirt” de Alice in Chains). Lamentablemente, el público fue poco receptivo con el ejercicio y pese a seguir con respeto, sólo coreó las canciones más populares como “Black Hole Sun”, “Spoonman” y “The Day I Tried to live”. Además, la promesa fue cumplida a medias, porque por restricciones de tiempo quedó fuera el tema “Half”. Como sorpresa, los de Seattle invitaron a su amigo  Mike McCready de Pearl Jam, para acompañarlos en guitarra durante la canción que le da título al disco. La distancia del público británico no afectó el ánimo de un ameno Chris Cornell, quien estuvo muy comunicativo y no perdió oportunidad para rendir su admiración a Black Sabbath, que sería el plato fuerte de la jornada.

Finalmente, fue el turno de lo que todos estábamos esperando. Se había anunciado que esta sería la última presentación de Black Sabbath luego de su gira de reunión, por lo que las expectativas eran altísimas y la feligresía rockera estaba guardando sus últimas energías tras una extensa jornada para entrar en comunión con los míticos Ozzy, Tony Iommy y Geezer Butler, acompañados por un correctísimo Tommy Clufetos en los tarros.

En 13 canciones, haciendo un guiño al título de su último trabajo, Sabbath se paseó por toda su discografía con Ozzy en la voz, incluyendo 2 de su último trabajo (“Age of Reason” y “God is Dead?”) además de las inmortales “War Pigs” (con la que abrieron), “Black Sabbath”, “N.I.B.”, “Ironman”, “Children of the Grave” y “Paranoid” (con la que cerraron, seguida de fuegos artificiales) –intercaladas por innumerables “louder! I still can hear you” y “God bless you all” que el oriundo de Aston, Birmingham dedicó a la audiencia–, que fueron cantadas a todo pulmón por un público cercano a las 50 mil personas, incluyendo a famosos como el actor Johnny Depp y el guitarrista Jimmy Page, que siguió la presentación desde un costado del escenario.

Como postales para el recuerdo quedarán la suave lluvia que santiguó Hyde Park durante más de la mitad del set de Sabbath y el momento en que Ozzy Osbourne dedicó el show a su esposa Sharon, a quien invitó a subir al escenario como celebración de su aniversario 32 de matrimonio. La alegría del cantante contrastó con un público que espontáneamente comenzó a abuchear a su esposa, la que finalmente declinó subir al altar de Hyde Park con su marido. La jornada no estaba para hacer alegorías al amor.

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