En un país normal, Iquique ya llevaría un siglo instalado como una de las capitales futbolísticas de Chile. Y a estas alturas, sus equipos probablemente debieran sumar al menos un par de títulos profesionales.
No por nada, en el puerto nortino se disputaron los primeros partidos de fútbol de nuestra historia. Tal como en Antofagasta, Coquimbo, Valparaíso y Talcahuano, ahí desembarcaron marinos ingleses a fines del siglo 19 para chutear la de cuero: pronto los locales se entusiasmaron, armaron sus clubes y descubrieron que le pegaban harto bien a la pelotita.
Y por algo entre 1930 y 1978, los representantes de Tarapacá fueron 8 veces campeones nacionales amateur, justificando el mote de Iquique como “Tierra de Campeones”.
Pero Chile no es un país normal: es demasiado largo. Santiago está a eternos 1.840 km de Iquique y eso demoró casi 50 años la llegada del fútbol profesional al extremo norte. No era cosa de mala voluntad: durante décadas, derechamente era imposible garantizar los traslados desde la zona central o sur en lapsos razonables. Y aún así, aún algunos clubes siguen viajando hasta allá en bus…
A fines de los 70, ya se podía. Y ahí recién partió todo.
Muy patriótico, el Club de Deportes Iquique fue fundado el 21 de mayo de 1978 tras la fusión de varios equipos locales (incluido el Estrella de Chile, recién coronado campeón nacional amateur). Su nacimiento vino casi en paralelo con el Club de Deportes Arica, que también se estrenaría ese año en Segunda División. Igual que sus nuevos y encarnizados rivales, los iquiqueños jugaron esa temporada en calidad de invitados.
En 1979 -para el centenario del combate naval- los iquiqueños lograron el título y subieron a Primera. Apenas había pasado año y medio desde su estreno.
En el camino se dieron el gusto de dejar de lado a los ariqueños (a la postre terceros del Ascenso). En la foto que abre la nota vemos una postal del fiero “Clásico de Tarapacá”, jugado en la segunda rueda del ‘79, que acabó con victoria de 2 a 1 para los iquiqueños. Según la revista Estadio, fue un duelo “inolvidable”, con 13 mil hinchas en las tribunas y docenas de carabineros custodiando, además de un festival de patadas, golpes y expulsados en la cancha.
Pronto los Dragones Celestes concretarían otra hazaña: ganaron la Copa Polla Gol 1980, derrotando en la final a Colo Colo en el Estadio Nacional. Muchos pensaron entonces que Iquique -auspiciado por poderosas firmas importadoras y la propia Zofri- se convertiría en un nuevo Cobreloa.
Esos sueños nunca cuajaron. A lo largo de la década, el CDI se afianzó como un cuadro complicado que hizo del arenoso césped del viejo estadio Cavancha un fortín. Los títulos, sin embargo, no se repetirían. Y con el paso del tiempo se instalaría casi como un cuadro ascensor, que puede alternar campañas brillantes con descensos insólitos.
Fotos: revista Estadio.