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El triunfo de la escena nacional

Equipo Futuro |

Lo que dejó la tercera fecha del Escudo Masters en el Teatro Caupolicán.

Por Javier Sandoval
Fotos. Mauricio Villarroel

En Chile afirmamos que tenemos el mejor público del mundo en lo que a recitales metaleros se refiere. Nos sentimos orgullosos de ser los espectadores más locos e insanos del orbe, según las palabras del guitarrista de Anthrax, Scott Ian. Estamos felices porque bandas como Iron Maiden, Accept y Motörhead, entre otras, elijen nuestro país para grabar sus presentaciones en vivo. Y también nos alegramos por la cantidad de compatriotas que Exodus, Slayer o Black Sabbath llevan a sus shows.

El viernes recién pasado, en el Teatro Caupolicán, pasó algo que perfectamente se puede comparar con lo mencionado con anterioridad. Claro, en dicho local constantemente tocan bandas extranjeras que llenan las localidades, pero ahora los responsables de repletar el reducto de San Diego fueron otros.

Obscene, Cries of Death, Nuclear, Dorso y Criminal fueron quienes reunieron a más de 3 mil personas de distintas edades, pero iguales expectativas: escuchar buen metal criollo, cosa que pasó y que de seguro dejó con un dolor de cuello y espalda pasajero a los espectadores, pero también una satisfacción eterna producto de que la escena nacional y su gente se tomaron uno de los locales más importantes de nuestro país.

Con hambre de progresar

La banda que le dio el puntapié inicial al evento fue Obscene. El grupo conformado por Francisco Cruzat (voz), Francisco Arenas (guitarra), Óscar Arenas (bajo) y Guillermo Pereira (batería) tenía la complicada tarea de prender al Caupolicán que, en ese entonces, no superaba las mil personas.

Sus canciones, que mezclaban un agresivo groove con algunos tintes progresivo, hicieron que de a poco el público se fuera entusiasmando. La puesta en escena fue destacable. Músicos sin miedo y convencidos de que pueden lograr grandes cosas.

La función continuó con Cries of Death, la otra banda emergente que participó en este festival. El conjunto oriundo de Viña del Mar pudo mostrar sus temas ante un poco más de gente. Aún no se llenaba el Caupolicán, pero de a poco iban llegando más personas. Se podía percibir que las canciones de los viñamarinos tenían una fuerte influencia de At The Gates, la que, combinada con la técnica que le inculcaron, tuvo como resultado una buena presentación y una cancha del teatro bastante activa.

Tanto Obscene como Cries of Death poseen los talentos necesarios para progresar. Además de tocar bien, tanto en la individual como grupal, tienen actitud, algo que en una banda es imprescindible. Es lo puede diferenciar un show de tedioso a inolvidable.

Arquitectos del mosh

La evolución que ha tenido Nuclear ha sido fantástica, y mucho mejor si ésta se ve reflejada tanto en estudio como en vivo. Apenas el presentador del festival mencionó que se acercaba el show de los ariqueños, los gritos de euforia se apoderaron del reducto de San Diego. Los “¡¡Nuclear!! ¡¡Nuclear!!” se hacían cada vez más fuerte. Ni mencionar en lo que se convirtió la cancha cuando sonaron “Belligerence”, “Architects of war” o “Apátrida”: Un caos total, pero del bueno.

La banda conformada por Matías Leonicio (voz); Eugenio Sudy (batería); Roberto Barría (bajo), y Francisco Haussmann y Sebastián Puente (guitarras) aprovechó su presentación para repasar clásicos de toda su discografía, pasando desde Heaven Denied a Apátrida, lo que tuvo como resultado una comunión fantástica con el público. Todos estaban poseídos por el thrash que este grupo fue capaz de dar.

Los ariqueños también presentaron en nuestro país su nueva canción, “Left for dead”, la que fue estrenada durante la gira europea que tuvieron en junio. Dicha creación está inspirada en el genocidio que vivió el pueblo Selknam en la Patagonia. Un tema con el que Nuclear se interiorizó mientras recorrían Puerto Aysén en el verano de este año.

“Este fue nuestro primer concierto después del paso por Europa, y qué mejor haya sido con toda la gente que vino y que se notó que disfrutó harto el show. Para nosotros eso es lo más importante”, fue la reacción del vocalista de Nuclear, Matías Leonicio, una vez terminada su presentación. Leonicio se mostró contento por la gran cantidad de público que los presenció, y además refirió al futuro disco de su banda, el que saldrá en el segundo trimestre de 2015. “Ya llevamos la mitad del disco hecho y sentimos que viene más agresivo que Apátrida. Pretendemos entrar en estudio en diciembre-enero para así tener el máster terminado en febrero”, añadió.

Treinta cámbricos años que marcan diferencia

Dorso no necesita presentación, para eso están sus tres décadas de carrera en la que destacan diversos clásicos, exitosas presentaciones en vivo y el ser una de las bandas emblema de la escena metalera chilena.

Se pudo ver un show impecable, con clásicos eternos como “Terror carnaza”, “Hidra” y “La mansión del Doctor Mortis” sonando fuerte en las gargantas de todos quienes repartían combos y patadas en centro de la cancha. El único punto negro del show fue que el grupo liderado por Rodrigo “Pera” Cuadra se quedó con las ganas de tocar “Reytec” del clásico disco Romance de 1991, ya que el público, en una votación express, prefirió “El espanto surge de la tumba”. Cosas del fútbol.

De todas formas, el 7 de noviembre Dorso tendrá su revancha en el Club Kmasú, dado que en esa fecha celebrarán sus 30 años de carrera. “Tocaremos canciones no tan típicas, como las del Romance, por ejemplo, además de repasar los viejos clásicos. También queremos invitar bandas y músicos a la fiesta, como a Gerhard Volleter de Boa, con quien somos amigos desde el colegio”, comentó el guitarrita de Dorso, Álvaro Soms.

Soms también se mostró contento por el amplio recibimiento del público diciendo que “el lleno del teatro demuestra que las bandas necesitan apoyo. El rock tiene fanáticos, seguidores y gente inteligente detrás. Los grupos chilenos serían más exitosos si los ponen más en la radio. Es la forma en que uno conoce y se acostumbra a estos nuevos sonidos”.

Feliz cumpleaños, Victimized

Pese a que no es el disco favorito del líder de Criminal, Anton Reisenegger, él sabe que Victimized es un álbum que tiene buena llegada con la gente, lo que quedó demostrado a cabalidad al ver un Teatro Caupolicán coreando de principio a fin los temas de la placa de 1994.

No comenzaron de inmediato con los temas del disco que cumplió veinte años, sino que los fueron calentado poco a poco con otros clásicos de su repertorio, tales como “Order from chaos” o “Akelarre”. Cuando llegó la hora de la conmemoración del álbum, todo el teatro se unió de una manera especial. Se sintió como si todos los presentes estaban ahí por Criminal y Victimized, quienes con un grito del alma que exclamaba “self destruction… insane!” daban comienzo a la fiesta.

Como toda celebración de aniversario, los invitados no podían faltar. Ahí fue cuando apareció Juan Francisco Cueto, bajista de la banda en 1994, quien reemplazó a Dan Biggin para interpretar “Psychopath”. A su vez, José Joaquín Vallejos, baterista de Criminal en el festejado disco, sustituyó a Zac O’neil para tocar “Stillborn”. Si a eso se le suma la hiperactiva puesta en escena del guitarrista Olmo Cascallar, además de la sola presencia de Anton, tenemos como resultado un show tremendo, efectivo y por qué no decirlo, la raja.

Un emocionado Reisenegger también se refirió a la cantidad de personas en el público, diciendo que la última vez que vio un Caupolicán tan lleno fue cuando Sepultura tocó en nuestro país a mediados de los 90.

En lo personal, lo que se vivió el viernes pasado me dejó demasiado feliz. Más que presenciar a dos buenas bandas emergentes y a tres clásicos de la escena nacional, el hecho de ver tanta gente reunida sólo por bandas chilenas fue maravilloso.

La convocatoria fue ad-hoc a las proporciones de un evento que se realizó sin mayores inconvenientes, en donde tanto las bandas como los espectadores dijeron presente y fueron parte de ese maravilloso ritual que sólo quienes han ido a un recital de este tipo pueden reconocer: correr en círculos enérgicamente, agitar las cabezas al ritmo del tuca-tuca y/o gritar con el alma el coro de la canción de fondo.

El tiempo avanza y a veces no nos damos cuenta. Nuclear ya superó los diez años de vida; Victimized de Criminal cumplió los veinte y Dorso los treinta. Pero momentos como éstos quedan y ni el tiempo ni las cancioncitas de moda serán capaces de borrar. En Chile se vive, se siente y se crea buen metal. Muchos han dicho que falta apoyo, cosa que no se vio el viernes pasado. Ahora falta repetirlo constantemente.

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