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“Quién dijo que el punk y el metal tienen que estar separados”

Equipo Futuro |

Entrevista// Matías Leonicio, vocalista de Nuclear.

Por Javier Sandoval G.

Periodista, ciclista empedernido, metalero con corazón punky, pero sobre todo una persona sencilla y cercana. Tal vez aquellas características sean las que mejor representan al vocalista de Nuclear, Matías Leonicio (37), quien conversó con Radio Futuro sobre temas más íntimos, pocas veces hablados anteriormente, como sus experiencias laborales, sus cercanía con el punk, sus vivencias en las giras con su banda, y además sobre lo que se viene en la agenda del conjunto thrash.

I Periodismosh

¿Qué te motivó a estudiar periodismo?

Periodismo no fue mi primera opción. Al salir de media quería estudiar historia, pero por un tema económico no pude hacerlo, ya que tenía que irme a Valdivia y para mi familia era bien costoso. Después vi otras carreras relacionadas con las ciencias sociales, como psicología, en donde al dar la prueba para entrar di el bote de mi vida. Posteriormente, en 1995, intenté con periodismo. Probé un año para ver qué onda y en el camino me empezó a gustar. De ahí me lancé con la carrera.

¿Cómo han sido tus experiencias laborales?

Han sido entretenidas. Mi primer empleo formal como periodista fue a fines de los noventa en una plataforma de internet, coincidentemente con la explosión de las “punto com”, donde habían muchas empresas con proyectos on-line. Escribí en el portal de deportes Futbol 365 sobre la liga mexicana. Fue un desafío porque, pese a que me gusta el fútbol, ignoraba absolutamente aquel campeonato, además tenía que redactar de tal forma que los mexicanos me entendieran. Por suerte, conocí colegas espectaculares que me ayudaron en el camino. Fue un orgullo para mí ver en las propagandas de los partidos del Fifa 99 el logo de la página donde escribía. Era divertido porque decía “¡yo trabajo ahí!”.

¿Cuál es tu opinión sobre el periodismo chileno en la actualidad?

Siento que está muy sometido a temas de intereses superiores. Los medios de comunicación, al pertenecer a conglomerados empresariales, tienden a responder a sus propias tendencias. Todos sabemos que estamos regidos por un duopolio de prensa, lo que no es bueno para el país, ya que no hay una gran oferta de contenidos periodísticos apropiada a nuestra diversidad cultural y social. Debería haber más medios con igual nivel de importancia para cada segmento de la gente. Por ejemplo, me encantaría que CIPER tuviera un semanario para los que quieran leer un periodismo más incisivo, con reportajes que resistan a toda duda. Por lo mismo, evito informarme con los diarios tradicionales, ya que, hoy por hoy, ¿qué entrega la prensa chilena? ¿Informarnos sobre los nuevos memes? Eso no es periodismo.

¿Admiras a algún periodista?

Me gustaba como escribía Gabriel García Márquez. Estando en la escuela de periodismo, coincidimos con el lanzamiento de su libro Noticia de un secuestro (1996). Es un gran reportaje sobre los raptos de los narcos colombianos. Lo leí en una noche, estaba alucinado. Era tan bueno y cautivante el relato que no pude parar de leerlo. Comencé a las 10 de la noche y lo terminé a las 7 de la mañana del día siguiente. Era admirable cómo estaba construido. Yo sabía que estaba basado en hechos reales, pero otra persona perfectamente podría haber pensado que era una novela de ficción.

¿Hay algún periodista musical que te guste?

Mucha de la música que escucho se la debo a Rolando Ramos y a su programa Alcantarilla Gaseosa, el que oía cuando iba en el colegio. Me gusta Patricio Jara, con quien tengo una  estrecha relación debido a su libro Pájaros Negros. También está Francisco Reinoso, un tipo que sabe mucho de música, con quien puedes hablar desde Franz Ferdinand hasta Napalm Death. Otro es David Ponce, un periodista muy transversal que lo puedes ver en un show de Fiskales Ad-Hok y tres días después en uno de Margot Loyola.

Varios periodistas que ya mencionaste, Gabriel García Márquez, David Ponce o Patricio Jara, han escrito grandes libros o crónicas. ¿Te gustaría hacer algo por el estilo?

Me gusta mucho escribir. Hace poco, Andrés Padilla me invitó a colaborar con reseñas de discos para la próxima edición de Grinder Magazine, cosa que fue un honor para mí por la trayectoria de la revista. Honestamente, siento que no estoy lo suficientemente preparado para hacer algo tan grande como los libros de García Márquez, Ponce o Jara. Quienes se embarcan en algo así, deben tener la suficiente disciplina para poder entrevistar, investigar, corroborar fuentes, etcétera. En ese sentido, me falta un poco, pero quién sabe lo que pasará en el futuro. Tal vez en un tiempo más me anime.

¿Crees que te sirve ser periodista para pararte de buena manera frente al público y actuar como frontman?

Mmm, no sé. Yo me considero una persona bien tímida, por lo que siento que la puesta en escena se ha dado de manera espontánea. Las giras europeas me han ayudado mucho, ya que ahí canto ante un público que no habla mi idioma, por lo que uno tiene –de alguna manera– saber cómo comunicarse con ellos. Pasó algo similar en el primer show masivo que tuvimos, cuando abrimos para Brujería en La Cúpula (2006). Pese a que todo el público gritaba “¡Brujería! ¡Brujería!”, nosotros salidos al escenario y dimos el 200%. Eso la gente lo valoró y la recepción fue buena. Mientras más tocas, ganas más confianza, y cuando lo haces con pasión, la barrera del mensaje se abre y la gente lo comprende mejor.

II Punk’s not dead – Thrash ‘till death

¿Cómo llegaste al punk?

Mi primer acercamiento con el punk fue gracias a unos compañeros de curso que escuchaban bandas de rock radical vasco, como Kortatu. No me gustaban tanto porque no los encontraba tan pesados. Pero un día escuché a Broken Bones y Fiskales Ad-Hok en la Alcantarilla Gaseosa del Rolo Ramos en la Rock & Pop, y me gustaron mucho. En ellos percibí el peso del metal, pero con mucha más actitud y vísceras. Después comencé a meterme más en el rollo gracias a los Dead Kennedys, Discharge y GBH. Por esos grupos me di cuenta que la música no sólo habla de muerte o calaveras, sino que también de cosas más reales. También oigo bandas metal con mensajes punk, como Rumble Militia.

De hecho tienes tatuado a D.R.I., que es –tal vez– una de las mejores mezclas de ambos mundos

Así es. Me encantó ver los videos de su concierto en vivo, Live at the Ritz, en donde el público era bastante heterogéneo. Habían punks, metaleros, skinheads… ¡fue bacán! Como que por eso empecé a escucharlos mucho más. Me agradan esas mezclas. También me gustó cuando Anthrax se acercó a la escena hardcore de New York.

En tu época universitaria llegaron varias bandas a nuestro país. Sex Pistols, The Exploited, Misfits, por ejemplo. ¿Los fuiste a ver?

Fui a Sex Pistols (1996). Me regalaron la entrada y los fui a ver. Igual fue chistoso porque en ese tiempo las grandes marcas internacionales eran las que traían a las bandas y los tickets los vendían en una multitienda. Pese a todo eso, el público igual gritaba “¡Anarquía!” en el concierto. Pero hablando del show en sí, fue súper bueno. Haber escuchado “Liar” o “Pretty Vacant” fue la raja.

¿Ibas también a las tocatas under de la escena nacional?

Me gustaba mucho ir. Seguí harto tiempo –y aún trato de hacerlo– a Políticos Muertos, una banda con actitud y letras cuáticas que actuaban en locales como La Picá de ‘On Chito o La Casa de la Cultura de El Bosque. A ellos los conocí a través de un compilado que adquirí en una tocata en la Discoteque Planet, que quedaba en San Diego con Santa Isabel, donde ahora –para variar– hay un templo evangélico. No sé si has cachado, pero todos los locales de tocatas ahora son templos, topless o cualquier cosa. También me gustaba ver a Supersordo. Ellos siempre tocaban junto a los Fiskales en shows súper punkys, donde quedaban las cagadas máximas. Una vez un miembro del grupo dijo “les voy a regalar nuestra última canción grabada” y tiró puros 7 pulgadas al público. La cosa es que cuando llegué a mi casa, caché que en realidad era un disco de Raphael de España; aún lo tengo guardado (risas). Por eso me gusta el punk. Si bien es precario en lo musical, tiene la suficiente fuerza para pegarte un charchazo y hacerte ver cosas que otra música no lo haría.

Black Flag por ejemplo. Musicalmente son demasiado simples, pero tienen una actitud envidiable

Exacto. Su guitarrista, Greg Grinn, decía “adoro a Tony Iommi, pero nunca voy a poder tocar como él. Yo hago lo que puedo hacer y trato de tocar de la manera más honesta y sincera posible”. Yo creo que ese es el punto. Puedes tocar como las pelotas, sacando el lado animal de la música, pero si eres honesto –y la gente así lo percibe– adelante.

¿Qué crees que tiene Nuclear de punk?

La sinceridad es algo primordial en el punk y eso lo tenemos como banda. Esa honestidad intentamos mostrárselas a nuestro público, de quienes estamos eternamente agradecidos. Un punto punky de Nuclear fue el EP Apátrida. Lo hicimos en un momento enrabiado del grupo y en un contexto social súper jodido en Chile. Ahí nos dimos cuenta que teníamos hartas cosas que decir. Hace poco, en la Fonda Bizarra, tocamos ante una mayoría punk y todos recibieron de buena manera nuestra música. Eso fue la raja, ya que en un punto, el punk y el metal estaban unidos. En aquella tocata lo dije: no sé a quién se le ocurrió que el punk y el metal tienen que estar separados. Ambos géneros son música consciente para gente consciente.

III Más que simples viajes

¿Cómo fue la primera gira de Nuclear en Argentina (2008)?

Fue bien a pulso, con los nerviosismos del primer tour y por el hecho de estar a miles de kilómetros de tu casa. Fue como partir de cero, porque tocábamos ante gente que no nos conocía. Cuando comenzamos a actuar, fue motivante ver como el público, poco a poco, se fue compenetrando más con el show, incluso una chica quinceañera se tiró de la reja y ahí comenzó el primer mosh de la jornada.

¿Qué recuerdas del reciente pasó por el Obsene Extreme Festival (julio 2014)?

Fue un festival muy autogestionado, bastante “do it yourself” y respetuoso por las diversidades musicales y personales. El público podía ir vestido como quería, de hecho, mientras tocaba veía a tipos con disfraz de Bob Esponja. Me llamó la atención que había una guardería para que los padres dejarán a sus hijos con unas niñeras que los cuidaban mientras ellos vacilaban. Se llamaba “kinder grinder” en vez de “kindergarten”.

En los videos se veían hartos chilenos en el público

Sí, después los conocimos. Unos vivían en República Checa y otros viajaron de países cercanos. También compartimos con mexicanos, cubanos y colombianos. Nos sorprendimos gratamente. Fue un gran apoyo en esa oportunidad.

¿Qué cosas rescatarías de las escenas extranjeras que pudiste ver en las giras para llevarla a la nuestra?

Acá se están haciendo cosas que antes no eran tan frecuentes. Ahora es común que hayan puestos vendiendo el merchandising de las bandas en los conciertos; eso lo vimos por primera vez en México. Me gustaría que hubiera más festivales como los que hay en Europa, y que la gente los disfrute y valore en vez de alegar, como cuando reclamaban por los precios del Metal Fest, siendo que ahí uno podía ver siete conjuntos internacionales y ocho locales por 30 lucas, o porque los grupos que tocaban eran de distintos géneros. Les apuesto que en el festival Party San de Alemania nadie hace show porque toca Nifelheim y Havok en el mismo escenario.

¿Qué diferencia al primer Nuclear que salió de gira con este último que fue al OEF?

La primera gira nos sirvió mucho para compenetrarnos como banda, porque si bien somos súper amigos, otra cosa distinta es vivir juntos por cinco días. Aprendimos a respetarnos y comprendernos como equipo humano. Por ejemplo, si un miembro del grupo está cansado, no le vas a insistir que salga de farra contigo. Ahora el feeling es más apretado. Tenemos plena confianza, no sólo en los músicos, sino que en el sonidista, los técnicos y todos quienes conforman Nuclear.

IV ¡Esto no para!

¿Qué se puede adelantar del nuevo disco?

Viene un escalón más arriba que Apátrida, en términos de violencia y agresividad. Está potente, tanto en líricas como en música. Llevamos prácticamente la mitad del disco listo. Pretendemos grabarlo en diciembre y sacarlo en el segundo trimestre de 2015. Seguimos avanzando y componiendo los últimos detalles.

¿Entonces Apátrida, como EP, refleja de buena manera lo que viene más adelante?

Apátrida nos ayudó mucho en la parte evolutiva por la que estamos pasando. Ponte tú, en Ten Broken Codes hablábamos mucho de crímenes, cosa que en ese tiempo nos llamaba la atención, ahora hay otro tipo de conciencia.

El tema nuevo que ya han estrenado en vivo, “Left for Dead”, trata sobre el genocidio del pueblo Selknam en la Patagonia. ¿Todas las canciones vienen con ese grado de crítica?

Sí, yo creo que las canciones que hemos compuesto vienen con bastante crítica a hechos locales, a la historia política reciente, y también algunos temas foráneos como la violencia que gira en torno a la religión, particularmente el caso islámico y las tratadillas de occidente por frenarlo, que finalmente tiene como resultado armar una guerra.

Ahora su próximo show será con Toxic Holocaust, Ratos de Porão y Dekapited en la Kmasú el 17 de octubre

Sí, volveremos a compartir escenario con Toxic Holocaust, la primera vez fue en el Chas Metal Attack de México (2009). El recital está planteado para que las bandas locales seamos parte del concierto y no seamos llamadas como “teloneros”; me carga ese término. Espero que este show sirva para cambiar, tanto la mentalidad del público, como de los mismos medios. Si una banda nacional toca con una extranjera es por algo.

¿Tocarán alguna canción como adelanto del nuevo LP?

Yo creo que sí. Vamos a tratar de estrenar otro tema. Esperaremos que el público lo reciba bien.

¿Algún otro evento de Nuclear?

Hasta ahora sólo el con Toxic Holocaust, pero pretendemos hacer un show de cierre de año con algunas bandas chilenas en algún local de Santiago. Apenas sepamos algo de cómo va la cosa, lo anunciaremos.

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