Juicios anulados… Al parecer, un par de Cortes de Apelaciones del país se han sintonizando con un llamado “sentir común”, con una mirada de la justicia más acorde con los empoderamientos ciudadanos y los cuestionamientos públicos, canalizados, básicamente, por redes sociales. Dos casos abren un debate en la materia. El primero de ellos ocurrió esta semana en la Corte de Apelaciones de San Miguel, que acogió un recurso presentado por el Ministerio Público anulando el juicio que absolvió de todos los cargos a Víctor Montoya Encina. Montoya era el único imputado por la colocación de un artefacto explosivo en el retén de Carabineros de Las Vizcachas, cuya detonación, en febrero del año pasado, causó lesiones leves a un funcionario policial.
Y ahora, la Corte de Apelaciones de Talca anuló el fallo contra Martín Larraín, luego de que el mismo Ministerio Público presentara el
recurso de nulidad frente al dictamen que lo condenó por cuasidelito de homicidio. Larraín había atropellado y dado muerte a Hernán Canales, a quién dejó moribundo y se dio a la fuga. Luego vino una larga historia de intrigas que incluyó autopsias adulteradas y acusaciones de pago a la viuda de Canales. Finalmente, la jueza señaló que, «no se logró acreditar el manejo en estado de ebriedad» de Larraín, por lo que no se lo condenó por conducción en estado de ebriedad con resultado de muerte. Por eso, Martín Larraín está en libertad.
Pero todo esto vuelve a fojas cero. Son dos juicios que deberán recomenzar en un país que intenta reordenar, en varias aristas, sus conceptos de justicia y legalidad.