Editorial de Freddy Stock, miércoles 08 de octubre.
Bendito don es el de la “ubicuidad”… Nos referimos a esa capacidad extraterrena, esa capacidad atribuida a los dioses de poder presente en varias partes al mismo tiempo. La ubicuidad es sinónimo de omnipresencia. En las religiones se paga con rezos y oraciones.
En la política, la ubicuidad también existe. Y se paga bien y no precisamente con oraciones. Hay hombres que pueden estar en varias partes a la vez, que su presencia traspasa fronteras ideológicas, muros de oficinas, redes de sangre.
El chamán de ellos es Enrique Correa. Según cuenta El Mostrador, el ex ministro de la Concertación entró como asesor de crisis del grupo Penta y conforma un comité que es presidido por otro ex ministro –pero de la Alianza- el ex Canciller Alfredo Moreno.
La empresa de Correa se llama Imaginacción quien sabe rescatar a importantes creyentes del libremercado en problemas, como Julio Ponce Lerou.
El don de la ubicuidad de Enrique Correa le permite aparecer en las dos esferas del poder total: el económico y el político, gracias a sus lazos aún intactos con líderes de la antigua Concertación. Su hijo Carlos, de hecho, trabaja en La Moneda tras dejar la gerencia de la empresa familiar. Y en el parlamento está de diputado el que fuera hasta 2013 su gerente de comunicación estratégica en Imaginacción, el PPD Jorge Insunza.
Enrique Correa ha sido bendecido por el poder con el don de la ubicuidad. Y profesa la religión del lobby. Lobby, esa palabra que tanto pronunciamos pero que aún no hemos podido o querido definir. Que existe pero que creyentes o agnósticos no sabemos científicamente qué es…