Editorial de Freddy Stock, martes 28 de octubre.
Es una polémica que también enfrentan otros países… Se trata de lo que pueden o no pueden leer los niños según la mirada más conservadora o progresista de sus padres. Teniendo como telón de fondo el libro que “causa revuelo en Chile”, la BBC hizo un reportaje sobre los textos que los padres quieren prohibir en las escuelas de Estados Unidos. El ejemplo de “Nicolás tiene dos papás”, avalado por el Gobierno chileno para enseñar a los preescolares la realidad de las familias homoparentales, sirve para determinar cuáles son las temáticas más objetadas en Estados Unidos según el seguimiento de la Asociación Estadounidense de Bibliotecas.
Y lo sorprendente, dice la BBC, es que a las obvias de sexo explícito, violencia o lenguaje en los textos de los jóvenes, “empieza a aparecer cierto rechazo a libros que hablan sobre pobreza, clases sociales o desigualdad”.
¿Y qué hace Estados Unidos al respecto? Bueno, dice la británica BBC, “los padres que quieren limitar las lecturas de sus hijos pueden presentar una objeción, figura por la que alguien pide que un libro se retire de una biblioteca o del aula porque desaprueba el contenido o el punto de vista allí expresado”. Pero esta objeción choca con otro bien preciado en la democracia estadounidense, la Primera Enmienda, donde la libertad de expresión y el acceso a la información son protegidos por la Constitución del país.
Es decir, la Primera Enmienda ayuda a los padres que quieren protestar pero también a las escuelas que quieren comunicar los textos. Por lo tanto, la salida es salomónica y constitucional. Y en ella, los tribunales de justicia defienden el derecho y el criterio de los establecimientos para establecer el currículo. Un padre no puede retirar un libro porque simplemente no le gustan las ideas que presenta, pero sí excusar a su hijo de esa clase y así no interferir en que otros estudiantes trabajen ese material. Parece lógico… y democrático…