¿Para qué nos va a servir una AFP estatal? Es una pregunta que aún está en el aire luego de que el Gobierno enviara un proyecto de ley al Congreso para poner en el mercado una administradora de pensiones perteneciente al fisco. ¿Para qué se introduce una empresa estatal en el sistema financiero? ¿Para ganar plata? ¿Para tener más puestos de trabajo para el cuoteo? ¿Para regular el mercado y la competencia? Con la experiencia del Banco del Estado, las respuestas siguen siendo –digamos- difusas.
Según una encuesta del sitio Laborum.cl, el Estado se meterá en un negocio que es evaluado con nota roja por el 78% de los chilenos; tendremos una empresa que será parte de un sistema que un 91% de los encuestados dice que hay que reformar.
La inquietud sobre la existencia de una AFP estatal también golpea al propio gremio de las administradoras pidieron límites al Estado si quiere entrar a competir en el negocio de las jubilaciones.
Puntualmente, las AFPs establecidas ven dos riesgos para el mercado: lo que llaman la pérdida del “equilibrio competitivo” de la industria y un potencial incremento del déficit fiscal por malas gestiones o por una incorrecta, “asignación de los recursos” que se administran.
Ante este panorama lleno de incertidumbres, el Estado tendrá una AFP que podría enmendar rumbos –como espera el 70% que optaría a cambiarse a ella- o, derechamente, legitimar un sistema de pensiones que arroja día a día nuevos pobres a la sociedad; los pobres chilenos de la tercera edad…