Por Héctor Muñoz Tapia
Fotos. Juan Pablo Quiroz
Ya teníamos claro de lo que era capaz Queens Of The Stone Age sobre un escenario. Los habíamos visto acá en Chile en octubre de 2010 para Maquinaria y en abril de 2013 para Lollapalooza. Pero con shows acotados, de una hora. Faltaba verlos como protagonistas de su propia fiesta, la que se realizó la noche del domingo 05 de octubre, ante más de 11 mil personas en el Movistar Arena, desde donde llevamos la jornada completa a través de las antenas de Radio Futuro.
El desempeño de la banda de Josh Homme prometía. Casi cerrando la gira del muy bien recibido “…Like Clockwork”, daba la sensación de que podríamos verlo en un momento único de su carrera. Desde temprano, los fanáticos se agolparon en cancha para ver a la banda lo más cerca posible. Y antes de QOTSA, un amigo de la banda y compatriota nuestro: Alain Johannes. El músico chileno con carrera de California y compañero de generación de los músicos más importantes de los 90 mostró sus credenciales paseándose por tracks de Eleven, banda que tuvo con su fallecida esposa Natasha Shneider, y temas de su nuevo camino como solista, que lo tendría viviendo temporadas completas en su país de origen. Un lujo de show que fue recibido con gusto por la creciente audiencia en el recinto.
Cuando el reloj marcó las 21:25 hrs, se apagaron las luces y comenzó el espectáculo de Queens Of The Stone Age sobre el escenario, con un juego de luces que llamaba a la contemplación, sin efectos de ningún tipo. La música sería la protagonista de la velada, que para Josh Homme y compañía comenzó con “You Think I Ain’t Worth a Dollar, but I Feel Like a Millionaire”, el pogo masivo de “No One Knows” y la muestra de vigencia con “My God Is The Sun”. El golpe es certero. QOTSA se echa al público de todo el lugar al bolsillo.
El comienzo marca la tónica de todo el show: temas de toda su trayectoria y los de “…Like Clockwork” conviviendo con naturalidad, esa que tiene una banda con oficio y que parece haber encontrado formación definitiva para tocar precisos, implacables y certeros. Una precisión que tiene un punto alto en “The Fun Machine Took a Shit and Died”, con 7 minutos de cambios de tempo, intensidad y timbres que solo puede hacer una máquina ajustada en su punto. Si no conoces a la banda y te topas con ese despliegue, te conviertes en un devoto.
Momentos de complicidad con el público hubo muchos, y todos ellos provinieron de la música y no de las palabras. “The Lost Art Of Keeping A Secret”, “Feel Good Hit Of The Summer”, “Little Sister”, “Make It With Chu” y “Sick Sick Sick” tuvieron a todo el Movistar Arena coreando hasta los riffs, con una entrega que traspasó géneros y edades. Basta decir que el “polerómetro” detectó poleras de todos tipos. Con su propuesta, QOTSA trasciende las fronteras del rock y se posicionan como banda de orden mundial.
Si “Go With The Flow” trajo una pausa a un set que casi se empinaba por los 90 minutos, el cierre lo trajo el bis y dos cortes para fanáticos de toda la vida: una impecable “Mexicola” y una apoteósica “A Song For The Dead”. «Ojalá que les guste portarse mal, Santiago», decía Homme al cierre de un show que nos dejó con el espíritu en alto y con la satisfacción de haber visto a una banda en un momento muy alto. Un momento preciso. Como un relojito.