Editorial de Freddy Stock, jueves 23 de octubre.
Sergio Landskron era inocente… Así lo determinó el fiscal regional Sur, Raúl Guzmán, tras su investigación sobre este hombre de 29 años que murió el 25 de septiembre, en el barrio Yungay, cuando le detonó una bomba.
Según el fiscal, Sergio Landskron no estaba colocando el artefacto, como se sospechó en primer momento, sino que pasaba por el lugar donde vivía, vio una mochila en el suelo y la recogió para examinar su contenido. Es probable que incluso haya podido operar la bomba antes de su explosión.
Los testigos que vieron la muerte de Sergio Landskron esa madrugada dijeron que fue espeluznante. La Tercera comentó así el suceso a pocas horas de ocurrido y sin saber aún la identidad de Landskron: “Un sujeto comenzó a arder en llamas producto de la explosión y falleció pocas horas después en la ex Posta central. Sin embargo, los vecinos comentaron que al comienzo nadie se quería acercar al sujeto por temor, «nos quedamos todos parados porque él tenía otro dispositivo en la mano». Claro, el otro dispositivo –se sabe hoy- era la propia mochila de Landskron y las ambulancias tampoco pudieron acercarse para darle auxilio porque fueron detenidas por el GOPE.
Se define a Sergio Landskron como la primera víctima en democracia del terrorismo. Cierto. Pero no murió sólo por el terror puesto en una bomba; Landskron murió también debido al terror que se puso en una sociedad que tuvo miedo de darle ayuda cuando estaba en llamas…