Si nos atenemos a la historia, es difícil calificar en propiedad al duelo entre Colo Colo y la Universidad Católica como un gran clásico. Hasta bien entrados los años 80, éste era un partido más del calendario. Claro, se trataba de clubes usualmente poderosos, el match entre ambos pintaba atractivo, pero no había particular encono entre las hinchadas ni algún hito que hubiese detonado una rivalidad especial.
Mejor retrocedamos varias décadas. Vayamos a 1945, cuando ante 15 mil personas ambas escuadras se enfrentaron en el Estadio Nacional. Ganaron los estudiantes por 2 a 1, con gran actuación del “Sapo” Livingstone.
La Católica era aún un equipo “simpático”, adjetivo condescendiente usado para describir a los cuadros que no le hacían daño a nadie. Recién llevaba un lustro en el profesionalismo, no lucía títulos en sus vitrinas y su hogar habitual era la medianía de la tabla para abajo.
Aún así, era actor principal en el clásico universitario -el gran derbi chileno, que excedía por mucho al terreno futbolístico- y estaba por inaugurar su estadio propio -simpático, también- en Independencia. Recién en los 60 la UC cumplirá la mayoría de edad, aunque marcada siempre por cierta bipolaridad.
Colo Colo, por su lado, en 1945 ya cumplía 20 años como el equipo más popular de Chile, sin discusión. “El club del pueblo… sinónimo de calidad, sinónimo de triunfo”, describía revista Estadio. Pero justo ese año, pese a ser campeón vigente, cumplía la que hasta hoy es la peor campaña de su historia. Tras caer ante los católicos quedaron colistas; al cabo, terminarían el torneo en un insólito penúltimo puesto, sólo por encima de Bádminton.
Este es el famoso torneo ganado por Green Cross que algunos iluminados mencionan como la ocasión en que los albos debieron descender a Segunda pero fueron “salvados por secretaría”: la historia es falsa, pues recién en 1948 Santiago National protagonizó el primer descenso oficial de nuestro sistema de campeonatos y los “requisitos” para bajar eran tantos -por ejemplo, ser colista 3 veces- que jamás Colo Colo los hubiera cumplido.
Volvamos al partido de julio del 45. En ninguna parte, la crónica de Estadio menciona siquiera la palabra “clásico” para describirlo. Ni siquiera fue mucha gente para los promedios de asistencia de esa época. Colo Colo, por esos años, en verdad seguía buscando un archirrival: recién tres décadas después lo encontraría en la U.
Sólo en los años 90, cuando se estableció casi a la fuerza el imperio de “los 3 grandes” del fútbol chileno, nos acostumbramos a llamarle “clásico” al UC-Colo Colo. Pero si algo nos enseña la historia del fútbol es que casi sin darnos cuenta de pronto todo cambia, grandes equipos decaen y los clásicos mueren.
Fotos: archivo revista Estadio.