A George Harrison le impactó toparse con la música de Ravi Shankar, a mediados de 1965, por dato de Roger McGuinn de los Byrds. Coincidió con un período de hastío del músico con la locura que tenía a los Beatles tocando en estadios sin poder escucharse por los gritos de las chicas que los adoraban con devoción. Harrison se estaba aburriendo de ser una estrella del rock y empezó a buscar otras vibras para alimentar su espíritu.
El sonido del sitar lo ayudó a ingresar al mundo hindú y a comenzar a pensar las cosas de una manera distinta a la que le daba su crianza de occidente. Y en ese descubrimiento, conocer al maestro Shankar cambió su vida. Incorporó estos elementos en el crecimiento musical de The Beatles, y fue más allá, adoptando la religión y la espiritualidad como modelo de vida.
Ya como solista, Harrison invitó a Ravi Shankar a su vida pública. El concierto para Bangladesh abría con un set de media hora del músico hindú, en 1971. Y en 1974, estuvo en cada concierto de la gira con la que el beatle George recorrió los Estados Unidos. No importaba que la gente quisiera que tocara viejos clásicos. Para el «dark horse», lo importante era que esta expresión tuviese cabida.
La foto de arriba es de esa gira. Esos recorridos en avión propio, mezclando visiones de occidente y oriente. Un período irrepetible.