El rock argentino tiene algo que Pappo describió muy bien: es sucio y desprolijo; y eso lo hace mejor. A eso habría que sumarle una completa despreocupación del entorno aunque nutriéndose de él. Se alimenta de la biodiversidad del rock del mundo; y entrega un producto que por alguna extraña razón siempre termina imponiéndose con sello e identidad propia. Se parece a todo y es único a la vez.
Por Rainiero Guerrero
Fotos de Juan Pablo Quiroz, Rock And Click
Antes de Divididos, pero mucho antes que ellos, existieron Cream y Jimi Hendrix Experience; dos sendos power tríos que marcaron el camino del rock a través de un formato minimalista y único en potencia y volumen. En la versión argentina de esa época existió Manal, padres del rock argentino, pero por esa extraña razón citada. Divididos suena como nuevo, no se parece a nada pese a lo evidente y se impone en el escenario; como el primer gran power trío de la historia del rock, aunque no lo sea.
Junto con Ataque 77 y 2 minutos, las únicas bandas que representaban al rock como lo entendemos en Frontera 2014. Divididos brindó una presentación breve pero intensa, acotada a los tiempos propios de un festival de esa magnitud.
En 18 canciones no bajaron las revoluciones, prendieron a un público que a esa hora esperaba bailar y protestar con Calle 13; mérito no menor cuando la espera se hace con uno que hoy es el rey midas de la industria.
Divididos en el Club Hípico
Sin embargo, Divididos está ahí, sacude el Club Hípico, escupe frases nocturnas de triple lectura. Aún lamentan los códigos que inspiraron la obra maestra de la era de la boludez (1992) y mejor aún, se conecta con el público de forma casi fraternal.
También, Ricardo Mollo no deja de guiñar el ojo a cualquiera que ve cantando con él; se puede dar esos lujos porque lo apoya un muro de sonido impenetrable y contundente compuesto por Diego Arnedo en bajo y Catriel Ciavarella en batería; una dupla de contención casi irrepetible.
Una hora y treinta minutos fue suficiente para actualizar la estrecha relación de la banda argentina con nuestro país; relación que se remonta al año 1987 no como Divididos, sino como Sumo con Luca Prodán a la cabeza. Así lideraron un festival de rock latino realizado en la Quinta Vergara de Viña del Mar y que terminaría forjando un viejo clásico, revisitado la noche del sábado, como es Camarón Bombay.
Además, Divididos está pleno, anuncian trabajo de estudio para el 2015 con material inédito y también con la intención de revisitar viejas obras del trío, motivo más que suficiente para estar atentos a una banda que mantiene en el alto la bandera del rock, ese que nos gusta tanto, que viene del otro lado del río de la plata, herencia de esos viejos power tríos que con poco hicieron mucho y siguen haciendo bastante, ese que se parece a todo pero que al mismo tiempo no se parece a nada y siempre suena tan vigente.