Editorial de Freddy Stock, viernes 02 de enero.
Esta imagen, a mí, me pareció chocante… Y es la que protagonizaron esta mañana, el ministro de Hacienda, Alberto Arenas y la ministra del Trabajo, Javiera Blanco. Temprano, la prensa los mostró a ambos tocando a las puertas del domicilio del cardenal Ricardo Ezzati, hasta donde llegaron para entregarle detalles del proyecto de Reforma Laboral.
En un delivery del más alto nivel, el Gobierno acudió ante el líder de la Iglesia para buscar su respaldo a una iniciativa que este martes comenzará a tramitarse en la Comisión del Trabajo de la Cámara de Diputados. Este gesto, unido al pesebre gigante construido en La Moneda, nos habla de un gobierno que –al parecer- no tiene claros los fundamentos de una República laica y del respeto a todas las congregaciones sin privilegios. ¿Será este gesto con Ezzati el primero de una larga lista de visitas a domicilio de nuestros ministros? ¿No era más presentable en una democracia moderna que las corrientes morales o de pensamiento fueran invitadas a La Moneda y no convertir a nuestras autoridades en virtuales motoboys de las reformas?
Es una imagen chocante que se completó con el punto de prensa que realizó al final de la reunión el propio Ezzati. En ella, y detrás de él, El líder católico estuvo flanqueado por los sonrientes Javiera Blanco y Alberto Arenas, como subalternos apoyando al jefe.
No me imagino una democracia de la OCDE protagonizando una imagen como ésta. Una rareza que talvez se deba a que el Gobierno –en la desesperación de las cosas que no andan- esté pidiendo agüita… agüita bendita…