Nos remontamos a una generación, a un momento en los noventa que aterrizó y mostró una nueva faceta del rock. Después de la irrupción del rock a mediados de los 50 y la aparición del punk en los setenta, la irrupción del grunge fue el último movimiento musical que se reveló al mundo desde las profundidades de la desesperanza, el no futuro, el presente casi como sufrimiento cotidiano.
De ese panorama surgió una de las músicas más potentes de la historia. Un grito de disconformidad en clave de rock, nacido en el corazón de los Estados Unidos de Bush padre, de la Guerra del Golfo y en el horizonte la promesa inconclusa del sueño americano. En paralelo, la juventud y el grunge avisaban, con su lenguaje, la debacle que escondía este falso optimismo. En Sudamérica, Divididos lo llamó “la era de la boludez”.
Hoy tomamos el cancionero grunge y visitamos el catálogo de Nirvana con “All Apologies”, quizá una de las letras más claras para representar a esta generación. Todo disculpas, siempre un por qué, siempre una culpabilidad asumida como propia.