¿Y esto sería todo?… dando un golpe a la cátedra y a la línea de defensa que su propio partido venía mostrando en el Caso Penta, el senador Iván Moreira hizo un sensible mea culpa. En la sede de la UDI, pero sin el tradicional logo del gremialismo a sus espaldas, Moreira reconoció haber utilizado un “mecanismo irregular” para obtener recursos del Grupo Penta, dineros que fueron clave en su campaña electoral, dineros obtenidos “irregularmente”, como dice él, para ser hoy senador de la República.
«La gente me conoce”, dijo en su declaración, “no pertenezco a ninguna casta de poderosos, que jamás he sido el protegido de nadie, que no tengo padrinos políticos y que todo lo que he logrado en la vida me ha costado mucho», aseveró. «Sin embargo, quiero reconocer mediante este acto público que el mecanismo utilizado para tales efectos fue irregular, pues se realizó a través de boletas de honorarios a terceros, pero, y en esto quiero ser muy enfático, todas ellas son personas que efectivamente trabajaron activa y comprometidamente en mi campaña y por quienes siento una enorme gratitud».
Pero Moreira está equivocado. Se convirtió en el protegido de un Grupo poderoso que lo financió. Y también le debe mayores explicaciones a un país que lo tiene ocupando un escaño ganado con mecanismos “irregulares”. Ah, si todo muere en este arrepentimiento y mea culpa, le quedan otros 7 años para seguir en la vida con el rótulo de “honorable Senador de la República”…