Es «un traje a la medida»… Así describieron en la Alianza el nuevo sistema electoral aprobado en el Senado… un traje a la medida de la Nueva Mayoría y, además, lo tildaron como la “peor forma posible” de terminar el sistema binominal. El presidente de Renovación Nacional, Cristián Monckeberg, fue más allá en la crítica aventurando que, «lejos de buscar la construcción de una buena ley, en beneficio del país y la Democracia, la Nueva Mayoría prefirió plantear una estrategia de ‘botín electoral’, que favorece abrumadoramente a sus candidatos”.
Es posible que a esta ley electoral le haya faltado mayor discusión, una participación más amplia que la que pueden dar los propios interesados en la materia como es la clase política. Una ley electoral, como una nueva Constitución, debieran ser planteadas en mesas redondas, en discusiones cívicas, en jornadas públicas, en asambleas ciudadanas y académicas.
Pero siempre hubo cortapisas para terminar con el binominal. La veintena de proyectos que se presentaron desde la llegada de la democracia para ponerle fin, chocaron una y otra vez contra el muro levantado por los mismos que hoy se sienten perjudicados. Aquellos que idearon este sistema y que se favorecieron de él cuando era otro “traje a la medida”.
No sabemos si este sistema es el correcto, si es el justo, si es el que corresponde. Visiones al respecto encontraremos muchas. Lo que sí esperamos es que la ciudadanía sienta que, por fin, tiene un sistema electoral que la hace parte del devenir de su país y de sus representantes. Y que al ir a una urna no está perdiendo el tiempo ante un cuoteo entre dos bandos que se reparten de antemano el Parlamento…